No solamente hay que serlo sino parecerlo, y este lema parece que todavía no ha hondanado lo suficiente en la Reina doña Letizia, y es que ya lo decía Maquiavelo, “no sólo hay que serlo sino parecerlo” y doña Letizia sí lo es… pero no lo parece. Veamos que nos depara este recién estrenado 2017 en cuanto a duelos y elecciones estilísticas se refiere, pero de momento pasemos a desgranar los gravísimos errores estilísticos que la reina consorte ha cometido a lo largo del 2016.
Tanto en su vida personal -llamemos personal, cuando acude a cenar con su marido fuera de cualquier acto protocolario- como en los actos en los que actúa como reina consorte, abusa de las inexplicables trasparencias, de hecho este pasado verano, cometió un imperdonable error que cualquier mujer evitaría, al acudir a un concierto benéfico. Usar ropa interior blanca cuando te pones una camiseta negra de un tejido fino o utilizar trajes con encajes que dejan desnuda la espalda evidenciando la ausencia de ropa interior.
Por otro lado, la reina que trabaja duramente su cuerpo en el gimnasio, es muy amiga de usar prendas para exhibir su “trabajado cuerpo”. Es innegable que con su delgadez, cualquier “trapo” le sienta de maravilla, pero de ahí a que se dibujen a la perfección los huesos y los músculos de la consorte deja mucho que desear, porque queda muy lejos de lo que se considera elegancia. Una elegancia que bien es cierto ha ido puliendo sin ayuda a lo largo de estos años, rozando a veces hasta el éxito total en la elección del estilismo, pero queda automáticamente fulminada en el momento en el que muestra en demasía su extremada delgadez que a la vez que provocan ríos de tinta y titulares a mansalva, pues deja en bandeja que se especule con salud.
Ni que decir tiene, que está fuera de toda duda, la tendencia natural de la reina a marcar nalgas y pecho, algo que cualquier mujer elegante sabe que está de más, y que “el menos siempre es más”. Y si seguimos tirando de los sabios refranes españoles, a estas alturas la reina debería saber que “mujer sin medias, vestida a medias”, de ahí a que acudiera sin ellas durante la última visita oficial a Francia. Ni que decir que esta tendencia es natural en ella incluso durante las recepciones anuales que se dan en el Palacio de la Almudaina para recibir a las autoridades baleares y aunque sea verano, es un error imperdonable, puesto que puedes usar las de verano, que unifican el tono de la piel y marcan elegancia.
La reina, por tanto no puede ni debe utilizar en los actos donde se deja ver, ni camisetas ni pantalones rotos, por muy a la moda que estén, porque por encima de todo nos representa y “las royals -parafraseando a Kate Reardon, experta en protocolo- no pueden vestirse con ropa extravagante o ridícula porque se toma como una ofensa para el pueblo”, por lo que debe alejarse por completo a la imagen de fashion victim y acercarse más a la de respeto a la institución monárquica y adaptarse a la vida que ha elegido libremente. Si quiere seguir con el ejemplo impagable de la reina doña Sofía, debería preguntarse cuantos titulares ocupó doña Sofía en los que se destacase su elección estilística.