La reina Letizia es objeto de comentarios desde que compareciera ante los medios, con ocasión de su compromiso matrimonial, y le dijera a don Felipe: “Déjame hablar”. A partir de ese momento, nació el mito de Letizia con Z. Se la pintó como mandona, exigente, siempre pendiente de lo que decían. Se dijo que era perfeccionista, que quería destacar en todo, que no soportaba que le llevaran la contraria. Y el tsunami siguió y puso a la soberana en el ojo de la diana al relevarse que algunos Borbones no la tragaban, que sus cuñadas, las infantas Elena y Cristina, habían soltado amarras debido a sus muchos feos… Dicen, dicen, dicen… Pues nosotros te damos diez razones para amar a la reina Letizia después de haberla odiado.
Tenemos que confesar que a nosotros sí nos gustó que Letizia le dijera a don Felipe: “Déjame hablar”. Y decimos que nos gustó porque no vimos nada malo en ello. Su tono fue correcto y cariñoso. Lo normal que se dice cualquier pareja. Sin embargo, en ella, se utilizó para atacarla sin motivo. Analizando la situación con lupa, nos damos cuenta que la soberana tan solo quería finiquitar su frase, que tenía como protagonista a doña Sofía, en cuyo espejo aseguró se mira. A don Felipe, muy unido a su madre, no hay nada que le pueda gustar más que su esposa la tenga como modelo. Aunque con estilos muy diferentes, es innegable que doña Letizia ha seguido algunos de los consejos de la reina emérita.
Doña Letizia sufre muchas críticas por su manera de entender y ejercer la maternidad. En este punto, no podemos por menos que esbozar una sonrisa cálida al ver la forma en que intenta que las infantas lleven una vida lo más parecida a otros niños de su edad. No es fácil el ejercicio. Sin embargo, la soberana lo intenta y solo por eso ya tiene toda nuestra simpatía. Tampoco es cierta esa lejanía que le achacan con los medios. Tan solo hay que ver como se comportan Leonor y Sofía ante la prensa. Sonríen, saludan y hasta dicen algunas palabras. ¿Sería esto posible si su madre las criara obviando el papel importante que la prensa va a tener en sus vidas? Imposible, de ahí la familiaridad que muestran las infantas en sus comparecencias ante reporteros, cámaras y fotógrafos.
La reina es objeto de comentarios por sus retoques estéticos. Ya no nos acordamos de lo que se decía cuando se anunció su compromiso con don Felipe y todo eran murmuraciones sobre su apéndice nasal. En este punto, creemos que doña Letizia se limita a cuidar su imagen para que se transmita lo mejor posible al mundo y así que el faro de la realeza siga encendido. Sin duda, la monarquía llega al pueblo a través de imágenes. Para nada pide doña Letizia que se hable de ella como icono de moda y belleza. Le encantaría que se hiciera por su trabajo. Sin embargo, cada medio es libre y elige la forma de informar. Y si tenemos que ser más claros, ¿a quién le gustaría tener una reina descompuesta? A nosotros no, por supuesto. De ahí que seamos fans de que se cuide. ¡Y por muchos años, Majestad!
A doña Letizia han intentado atacarla por sus orígenes. Sin embargo, ella ha aguantado estoica. En el fondo del cristal se esconde la cobardía de algunos que quisieron tirar a otros miembros de la Casa Real y, no atreviéndose, optaron por el blanco fácil: la soberana. Nos encanta que don Felipe se haya casado por amor y con quien quisiera, obviando el con quien debiera que repiten incesantemente los sectores más recalcitrantes. Su elección no puede gustarnos más. Letizia ha demostrado ganas e interés en ejercer un cargo para el que no fue educada. Y lo ha hecho en tiempo record. Sin duda, pocas personas hubieran superado el reto con nota como lo ha hecho doña Letizia. ¡A sus pies, Señora!
Y siguiendo con las objeciones que muchos han puesto a la elección de don Felipe, repasemos algunas de las princesas casaderas que algunos, un día, vieron como compañeras ideales del Heredero. La princesa Marta Luisa de Noruega, que ha resultado ser de lo más díscola y extravagante. En los últimos tiempos, ha confesado tendencia a temas esotéricos y su faceta laboral ni está, ni ha estado definida. ¿Y qué tal Magdalena de Suecia? Nacida princesa pero acostumbrada a hacer de su capa un sayo. Aficionada a una vida de lujo y al dolce far niente. ¿Hubiera sido ella la candidata idónea? Tan solo dos ejemplos de mujeres nacidas princesas y a la que, a nuestro parecer, Letizia saca cuatro palmos en cuanto a saber y estar real.
En ningún momento doña Letizia ha dicho que ser reina fuera un trabajo de ocho horas. Otra cosa es que ella, como cualquier mortal, quiera tener su tiempo de ocio y disfrutarlo libremente. ¿Quién no quiere tal cosa? Que es consciente del papel que desempeña se ve claramente en el hecho de que no impide que los medios ejerzan su trabajo en las salidas privadas que realiza. Ni se esconde ni huye despavorida. Se comporta con total normalidad. Lo mismo que otros miembros de la realeza en idéntica situación. Sin embargo, lo que en algunos es virtud, en ella es pecado. Realmente admirable la forma en que la soberana calla y aguanta el chaparrón. ¿Usted tendría tanta paciencia? Nosotros no.
Y ya rizando el rizo, hay quien critica la buena sintonía que existe entre los reyes. Que don Felipe y doña Letizia se prodiguen muestras de cariño en público es algo que algunos no aceptan. Suponemos que les encantaría tener unos reyes infelices en lo sentimental y totalmente alejados el uno del otro. Pues nosotros no. Bastante ración de frialdad hemos tenido durante los años en que han reinado don Juan Carlos y doña Sofía. Daba pena verla a ella tan sola y abandonada mientras él hacía su vida. Uno de los que más ha sufrido con el matrimonio de los reyes eméritos ha sido su hijo. Don Felipe siempre se ha posicionado al lado de su madre, de ahí que no siga el ejemplo de su padre a la hora de comportarse como esposo. Majestades, ¡qué viva el amor!
Que las faltas de lealtad que ha sufrido doña Sofía se utilicen para ir en contra de doña Letizia nos parece el colmo. Horror sentimos al leer la respuesta de Jaime Peñafiel, azote de Letizia con Z, al responder a la pregunta de si la soberana aguantaría las infidelidades que ha sufrido la reina emérita: “No toleraría una infidelidad porque le falta la profesionalidad de doña Sofía”. ¿Perdón? Virgen Santa del Valium Bendito, ven en nuestra ayuda. ¿Pero cómo puede decir eso Jaime? Y mira que le tenemos cariño al periodista, pero se ha pasado siete pueblos. Que en nuestros tiempos se considere un ejemplo que una mujer sufra en silencio, como que no.
Doña Letizia no solo ha tenido que aguantar los envites de algunos miembros de su familia política, también de la propia. Su tía Henar Ortiz se ha despachado a gusto contra ella. Así contestó cuando le preguntaron si veía preparada a su sobrina para reinar: “No sé si está preparada para una empresa de esa dimensión. Pero bueno, por la historia que nos está tocando vivir, creo que mi sobrina no llegará a reinar”. Realmente, se nota que Henar está molesta con doña Letizia. Para la historia queda el intento de venta de las fotografías de la boda de la reina con su primer marido, Alonso Guerrero. Un tema ampliamente divulgado en los medios y que puso a Henar Ortiz en la picota. ¿A lo mejor imaginó un futuro de cuento de hadas cuando doña Letizia matrimonió con don Felipe?
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