Camisa de cuadros, pantalones vaqueros y un nerviosismo extraño en una persona que sin tener porqué, ha tenido y tiene muchas tablas en televisión. «Hemos sido un gran equipo y pensaba que éramos indiscutibles», responde Toño ante el «qué ha pasado» de Ana Rosa. La presentadora intenta mantenerse al margen constantemente e procura limitarse a preguntar pero le cuesta dada toda la documentación que controla y dado el hecho de que Belén ha estado 9 años trabajando para su programa, algunos de ellos de la mano de Toño.
En su momento determinado de la entrevista, Toño eleva el tono de voz y grita: «¡A mí me ha hecho mucho daño! ¡! Es una superviviente de la mentira. Ha hecho de la mentira su día a día».
Toño, durante toda la entrevista, se refiere a Belén como «ella» o «esta persona» e incluso «este personaje», a lo que Ana Rosa le dice: «esta persona se llama Belén Esteban«. «Me cuesta mucho decir su nombre porque me ha hecho mucho daño», responde Toño.
«Ni mi empresa ni yo le debemos dinero», es una máxima que sostiene sin parar el representante. Los temas se van sucediendo y Toño se va alterando cada vez más. Grita, se pone tan nervioso que no le salen las palabras y en un momento de ira, Toño mira a cámara y la manda a aquel lugar que empieza por M…
Se entiende que las lágrimas del principio fueron fruto del desasosiego y la intranquilidad de ignorar qué preguntas le esperaban por parte de reina de las mañanas, más que de una persona dolida por haber perdido a la que fuera como su hermana. Lejos de eso, Toño carga fuertemente contra Belén a la que le anuncia una nueva demanda por «haber dejado caer» que él tenía el mismo problema de adicciones que ella.
Lo que está claro es que nos encontramos ante dos vías paralelas -administrativa y personal- cuyo cruce y punto de encuentro va a ser uno: el juzgado.