Muchas parejas de famosos insisten en mostrar y demostrar que son felices a través de una imagen idílica del amor eterno: reportajes en portadas de revistas, paseos bucólicos y su correspondiente subida a Instagram e incluso manteniendo ante los medios que su relación sigue intacta a pesar de que sea voz del pueblo que lo suyo está más que quebrado. La aparición de tres personas, lejos de ser casos aislados en una constante, y en ciertas ocasiones, desconociendo los motivos claros, una de las partes perdona a la otra uno, dos o los deslices que vengan.
Lorena da Souza, la hispano-brasileña, o la peditos como la apodaron en Sálvame, relató en prime time que mantuvo relaciones sexuales con Kiko Rivera la noche antes de que el hijo de Isabel Pantoja entrase en Gran Hermano VIP. El PoliDeluxe le dio la razón. La importancia de la noticia es que Kiko ya estaba con Irene Rosales. Meses más tarde salió Carmen, de Alicante, con pruebas, mensajes, WhatsApp, anécdotas, fotos… Irene hizo oídos sordos y al final hubo boda.
No sabemos si la infidelidad se lleva en la sangre o en el apellido pero Chabelita engañó a Alejandro Albalá con Diego, un chico de Sevilla que se sentó en el Deluxe a explicar su noche de amor con la hija de la tonadillera y que la propia Isabelita confirmó vía telefónica, previa disculpa pública a su todavía novio. Alejandro la perdonó y la sigue amando. ¿No?
Le llegada de David Beckham a Madrid supuso una revolución total en el verano de 2002. Esther Cañadas, Ana Obregón, Núria Bermúdez y Rebecca Loos eran algunos de los nombres de las supuestas amantes de David. Victoria lo ha perdonado. Siempre. Pero Ana todavía recuerda -y le encanta hacerlo- el día que Vicky le dijo un par de cositas en el gym.
Juan Esteban -Juanes- admitió la deslealtad a su mujer, Karen Martínez: «somos débiles y a veces, nos equivocamos y cometemos errores». Ella lo perdonó y él compuso una canción: Lo nuestro.
Jude Law, el gentleman perfecto, el británico con acento ideal, el marido modelo. Pues no. Law engañó a Sienna Miller con su niñera. Ella intentó perdonarlo, puso todo de sí, pero a los cuatro meses del perdón, definitivamente se separaron.
Corría el año 1995 y en la Casa Blanca un impecable presidente llamado Bill Clinton dirigía la primera potencia mundial con suma maestría. El escándalo llegó cuando contrató a una becaria de 22 años llamada Mónica Lewinski con la que tuvo que admitir que mantuvo “relaciones sexuales breves y esporádicas” en el famoso despacho oval. Es evidente que la candidata demócrata a la presidencia en las últimas elecciones, Hillary, sigue ¿feliz? con su marido.
Fue en el verano de 2008, en plena promoción de la primera película de Sexo en Nueva York cuando a los oídos -y los ojos- de Sarah Jessica Parker llegó la información de que su marido, mientras ella estaba trabajando fuera del país, se veía con una joven pelirroja de 25 años. El matrimonio es uno de los más consolidados del star-system, si bien es cierto que a base de perdones.
En octubre de este mismo año salía a la luz las supuestas infidelidades de Gerardo Bazúa a Paulina Rubio. La mexicana, una mujer de carácter, lo echaba de casa aunque unas semanas después, prefirió olvidar lo sufrido y lo perdonó.
Amador Mohedano. Lo suyo con Rosa Benito fue un amor de larga vida. Cincuenta años en los que, según confesó el propio Amador, había sido alto “sinverguencilla”. Algunas de sus amantes ya han salido a la palestra y Rosa lo perdonó. Hasta que ya no pudo más y siguiendo el consejo de sus compañeros de trabajo y algunos de sus hijos, se divorció.
Si tenemos que ponerle un nombre al verano de 2016 ese es el de Luis Rollán. Bueno, y el de Olvido Hormigos. Y por supuesto Alessandro Lequio. La ex concejala dio una entrevista en la que afirmaba haber tenido un romance con un colaborador. Nunca dio el nombre. Sin embargo, María Patiño explotó y soltó por error el nombre del italiano. Tras hablar la de Los Yébenes salieron muchas más afirmando haber mantenido una relación con el conde mientras estaba con María: Mireia Canalda, Miriam Sánchez, Sonia Moldes… Ellos, a pesar de los pesares, siguen juntos.