Jesús Tomillero, el árbitro homosexual que salió a la palestra denunciando su retirada y abandono del fútbol tras recibir insultos homófobos, es ahora noticia por una cuestión muy diferente y desde luego, mucho más banal. El gaditano aspira a conseguir una silla como colaborador en Sálvame Diario y aunque no es la persona más buscada en Google en 2016, sí que podemos afirmar que es uno de los hombres de la semana. Al menos, en el micromundo del corazón de Telecinco.
Para llegar al objetivo deseado -la silla, y no precisamente la del Congreso- los candidatos tendrán que convivir en condiciones extremas en un balneario en Panticosa, al norte de la provincia de Huesca. Pero por si las bajas temperaturas y los conflictos internos de la Sálvame Snow Week fueran escasos, los compañeros del programa, desde plató se encargan de avivar aún más las llamas de los enfrentamientos con informaciones provenientes del exterior y a la que los concursantes tienen que hacer frente en directo.
Kiko Hernández llamaba a capítulo a Jesús Tomillero y le informaba de que existían una serie de mensajes que probaría una infidelidad a su novio. El ex árbitro, roto de dolor, confesaba entre lágrimas que era cierto. David, el nuevo Rudolph, -gracias, Alba-, entraba por teléfono para tranquilizar y calmar a su Monchito aceptando su perdón y restándole importancia a su deslealtad. Al día siguiente, por supuesto, se personaba en plató para aclarar cara a cara las diferencias con su pareja.
Hemos podido conocer que la familia de David, novio de Jesús, está absolutamente en contra de lo que la pareja está haciendo. Hacer pública su relación acompañado de tensión, infidelidades, reproches y profundos llantos en directos que los conducen casi a la ansiedad no es lo que su familia espera ni desea de él. No quieren a alguien como Jesús en su núcleo familiar y no solo cuestionan sino que condenan esta relación.
El show solo acaba de empezar…