Madrid vivió una jornada cargada de emociones el pasado lunes 23 de septiembre en la iglesia de San Agustín, escenario donde se llevó a cabo el funeral conjunto en honor a Carlos Goyanes y su hija, Caritina Goyanes. El dolor era palpable entre los familiares y amigos que asistieron para rendir un último tributo a padre e hija, fallecidos con apenas 19 días de diferencia. La inesperada partida de ambos ha dejado un vacío inmenso en quienes los conocieron, en especial para Antonio Matos, viudo de Caritina, quien ofreció un sentido discurso que conmovió a todos los presentes.
El funeral no solo fue un acto de despedida, sino también una demostración de amor y unidad familiar, encabezada por una Cari Lapique visiblemente afectada por la pérdida de su esposo y su hija. Junto a ella, su hija Carla Goyanes y sus yernos, Antonio Matos y Jorge Benguría, así como sus nietos, participaron activamente en la ceremonia, en la que el peso del dolor compartido se hacía más llevadero entre todos.
La iglesia de San Agustín no fue elegida al azar para este último adiós. Este templo es un lugar especial para la familia, particularmente para Caritina Goyanes y Antonio Matos, quienes pertenecían al grupo Emaús de la parroquia. La elección del lugar dio un sentido aún más profundo a la ceremonia, ya que representaba uno de los espacios donde la pareja compartió momentos importantes de su vida en común.
Uno de los momentos más significativos de la ceremonia fue la participación musical del grupo ‘Los Alpresa’, favoritos de la fallecida Caritina y su esposo Antonio. Durante el funeral, el grupo interpretó canciones llenas de significado para la familia, como «Tú serás mi amanecer», «Algo se muere en el alma» y «A mi manera», canciones que resonaron en cada rincón de la iglesia, despertando recuerdos entre los asistentes y generando un ambiente de profunda emotividad. La ceremonia finalizó con la Salva Rociera, un gesto que añadió un toque especial y personal a la despedida de los Goyanes.
La familia Goyanes-Lapique no solo organizó una ceremonia religiosa sino que también jugó un papel activo en la misma. Los hijos de Caritina, Pedro y Minicari, participaron leyendo algunas de las peticiones litúrgicas, mientras que el sacerdote Carlos María López dedicó palabras llenas de cariño y admiración a los fallecidos. Refiriéndose a Caritina, destacó su carácter alegre y generoso, remarcando que siempre tenía una sonrisa en su rostro, lo que conmovió profundamente a los presentes.
Sin embargo, el momento más emocionante del funeral llegó con las palabras de Carla Goyanes y Antonio Matos, quienes leyeron emotivas cartas en honor a Carlos y Caritina. Carla, hermana de Caritina, decidió dar un toque de humor a la tristeza, arrancando sonrisas entre los asistentes al rememorar anécdotas familiares. A pesar de la tragedia, Carla, que ya ha retomado su vida profesional, intentó recordar a su hermana desde la luz y la alegría que siempre la caracterizó.
El discurso más conmovedor y a la vez desgarrador fue el de Antonio Matos, quien en una carta de varios folios, derramó todo el amor que sentía por Caritina. En cada palabra, Antonio dejó claro que Caritina fue el gran amor de su vida, describiéndola como «un huracán de alegría». Su discurso, impregnado de nostalgia y gratitud, hizo aflorar las lágrimas entre los presentes. «Me has enseñado a amar», confesó, y agradeció a su fallecida esposa por todos los años compartidos a su lado.
Antonio Matos, destrozado
«Gracias porque te voy a querer y amar toda la vida», fueron las palabras finales de un hombre devastado pero agradecido por el amor que vivió junto a Caritina. Desde la muerte de su esposa, Antonio ha decidido centrar sus esfuerzos en el cuidado de sus hijos y en continuar con el legado que dejó Caritina, dedicándose a la empresa de catering Sixsens, fundada por ella. El dolor de Antonio no solo era palpable en sus palabras, sino también en el silencio con el que muchos de los asistentes escucharon su sentida despedida.
La trágica partida de Carlos y Caritina Goyanes ha dejado una profunda huella, no solo en sus familiares, sino también en el círculo de amigos que los acompañaron durante tantos años. Personalidades como Isabel Preysler y su hija Tamara Falcó asistieron a la ceremonia, mostrando su respeto y apoyo a la familia en este difícil momento. La despedida de los Goyanes no solo fue un evento privado, sino que resonó en la sociedad madrileña, donde la familia Goyanes-Lapique es muy querida y respetada.
Los Goyanes descansan ahora juntos en el panteón familiar, donde permanecerán unidos como lo fueron en vida. La ceremonia, llena de momentos de dolor, pero también de amor y recuerdos, fue el último adiós a dos personas que, según quienes los conocieron, «iluminaron la vida de quienes los rodeaban».
Mientras la vida continúa para los familiares y amigos de Carlos y Caritina, el legado de ambos permanece vivo en sus seres queridos. Antonio Matos, quien ha demostrado una entereza admirable, enfrenta ahora el desafío de continuar adelante sin su compañera, pero con el recuerdo imborrable de lo que compartieron juntos.