El pasado miércoles, el tanatorio de Tres Cantos se vistió de luto para despedir a Jimmy Giménez-Arnau, una figura televisiva que dejó una profunda huella en el panorama mediático español e hizo pronunciarse a Belén Esteban. A sus 80 años, Giménez-Arnau falleció el martes, generando una oleada de tristeza tanto entre sus seguidores como entre sus colegas del programa de TEN, Ni que fuéramos Shhh (NQF). La noticia de su muerte fue un duro golpe para todos, especialmente para los colaboradores, quienes, en pleno directo, no pudieron contener las lágrimas al enterarse.
El veterano colaborador, conocido por su estilo único y su carisma, fue recordado con mucho cariño en el programa que durante tantos años fue su casa. Kiko Matamoros, uno de sus grandes amigos, no pudo evitar emocionarse al hablar de Jimmy: «Jimmy lo tenía todo. Tenía un componente de la gente de la calle, del chaval de barrio. Era un gentleman, un dandy…», expresó Matamoros entre lágrimas. El 18 de septiembre, el equipo de NQF decidió rendirle homenaje recordando anécdotas y momentos entrañables de su tiempo junto a él.
Este tributo, sin embargo, fue mucho más allá de recordar la figura de Jimmy. Durante el programa, los colaboradores aprovecharon para reflexionar sobre la muerte y, en un tono íntimo y personal, comenzaron a hablar sobre cómo desean que sea su propio funeral. La conversación derivó en momentos que oscilaban entre la emotividad y la extravagancia, dejando al descubierto detalles sorprendentes sobre las últimas voluntades de algunos de los rostros más conocidos de la televisión.
Uno de los primeros en abrirse fue Víctor Sandoval, quien no dudó en compartir los planes que ha preparado para su último adiós. El colaborador dejó clara una petición muy especial que involucra directamente a su compañera Belén Esteban. En caso de que fallezca antes que sus amados perros, Sandoval le ha pedido a Belén que se encargue de cuidar tanto de las cenizas de él como de las de sus mascotas. «Cuando mis perros mueran, quiero que los restos de los tres se unan», confesó Sandoval, desatando tanto risas como cierta sorpresa entre sus compañeros de plató.
La petición, aunque insólita, fue recibida con cariño por Belén, quien no dudó en asentir, aceptando el encargo con un gesto de ternura hacia su compañero. Sandoval, famoso por su sentido del humor y sus ocurrencias, también aprovechó la ocasión para bromear sobre otros detalles de su funeral, pero la emotividad del momento prevaleció, dejando en evidencia el lazo afectivo que une a los colaboradores del programa.
Belén Esteban y su «lista negra» para el funeral
Por su parte, Belén Esteban, una de las figuras más queridas de la televisión española, también decidió compartir sus pensamientos sobre su propio funeral. «Tengo miedo a pensar en la muerte, me da pánico», admitió la colaboradora al comenzar su intervención. Sin embargo, a pesar de este temor, Belén aseguró que lo tiene todo muy bien preparado. Entre sus deseos, destacó que quiere ser velada toda la noche, rodeada de sus seres queridos, porque la idea de quedarse sola le genera una profunda inquietud.
«Quiero que la caja esté tapada y que haya una foto mía al estilo americano en la que esté guapísima», declaró con su característico sentido del humor. Sin embargo, la revelación más llamativa fue cuando mencionó que ya ha hecho una «lista negra» de personas a las que no quiere en su funeral. Con una sonrisa cómplice, la colaboradora aseguró que no permitirá la entrada a ciertos individuos y que si llegan a aparecer, se les pedirá que se marchen. María Patiño, otra de las compañeras del programa, se ofreció sin dudar a encargarse de que se cumpla esta controvertida solicitud.
La conversación sobre la muerte de Belén no terminó ahí. Belén Esteban confesó que ya ha dejado una carta con instrucciones para su amigo y confidente Raúl Prieto, quien se encargará de «hacer todo lo que tiene que hacer» cuando llegue el momento. Esta revelación, aunque sorprendente, fue tratada con el respeto y cariño que caracteriza la relación entre los colaboradores del programa.
El homenaje a Jimmy Giménez-Arnau no solo fue un tributo a su carrera y personalidad, sino también un espacio para que sus compañeros se abrieran sobre uno de los temas más delicados y difíciles de abordar: la muerte. Las lágrimas y las risas se entremezclaron en un programa que, aunque marcado por la tristeza, también fue una celebración de la vida y de los vínculos que los unen.
La televisión, en muchas ocasiones, sirve como un espejo de las emociones humanas. Y en esta ocasión, Ni que fuéramos Shhh demostró que, detrás de las cámaras y de los personajes mediáticos como Belén Esteban, existen personas con miedos, deseos y reflexiones muy similares a las del resto de la sociedad. La pérdida de Jimmy Giménez-Arnau será difícil de superar, pero su legado perdurará en cada una de las anécdotas y recuerdos que sus compañeros atesoran.
La televisión, a menudo vista como un lugar frívolo y superficial, en momentos como este nos recuerda que también es un espacio de humanidad donde las emociones más profundas encuentran su voz.