Este lunes ha sido un día trágico tras la noticia del fallecimiento de Jimmy Giménez-Arnau, célebre periodista y colaborador habitual de los programas de tertulias televisivas, perdía la vida a los 80 años, solo tres días después de haber celebrado su cumpleaños. Su partida deja un vacío en la televisión y en el periodismo del entretenimiento que será difícil de llenar.
La noticia de la muerte de Jimmy Giménez-Arnau fue confirmada por su esposa, Sandra Salgado, quien envió un mensaje a Belén Esteban. Fue durante una emisión en directo del programa «Ni que fuéramos» cuando sus excompañeros recibieron la noticia. Entre lágrimas, rostros habituales de las tertulias como Kiko Matamoros no pudieron evitar expresar su dolor, mientras que otros, como María Patiño, se mostraron visiblemente afectados. “Ahora mismo estoy pensando en Sandra, su mujer, el amor de la vida de Jimmy”, comentó Patiño, emocionada.
Jimmy Giménez-Arnau no fue solo un habitual de la televisión y las revistas del corazón, sino que también tuvo una destacada carrera en el periodismo y la literatura. Fundó la revista satírica Hermano Lobo en 1973 junto a Chumy Chúmez, una publicación que marcó una época en el humor gráfico español. Al año siguiente, colaboró en el proyecto de El indiscreto semanal, y en 1980 empezó a escribir la serie de artículos Galería de paranoicos en Diario 16, donde dedicó textos a personajes tan diversos como el marqués de Villaverde o el presidente del FC Barcelona, Josep Luis Núñez.
Además de su faceta periodística, Giménez-Arnau se adentró en la literatura, siendo finalista del prestigioso Premio Nadal en 1977 con su novela Las islas transparentes. Publicó también varios poemarios, como Cuya selva y La soledad distinta, además de su autobiografía Yo, Jimmy. Mi vida entre los Franco en 1981. Sin embargo, uno de los episodios más curiosos de su carrera fue su incursión en el cine con la película Cocaína, en la que fue guionista, director y protagonista, aunque la crítica no fue benévola con su trabajo.
A pesar de su prolífica carrera como periodista y escritor, lo que realmente catapultó a Jimmy Giménez-Arnau al estrellato mediático fue su matrimonio con Merry Martínez-Bordiú, nieta del dictador Francisco Franco. Su boda en 1977 fue uno de los eventos más sonados del postfranquismo, y, de hecho, marcó el inicio de la era de las exclusivas en las revistas del corazón. La pareja vendió la primera exclusiva a la revista ¡Hola!, lo que los colocó en el centro de atención de los medios.
Jimmy y Merry tuvieron una hija, Leticia, pero el matrimonio duró poco. Tras dos años de casados, decidieron separarse. Este matrimonio, más que cualquier otro logro profesional de Jimmy, lo convirtió en una figura permanente del mundo de la prensa rosa. Aunque siempre mantuvo un tono irónico al referirse a su relación con la familia Franco, como dejó claro en sus memorias: “Harto de que muchos piensen que lo único que he hecho en mi vida fue casarme con la nieta de Franco, como si eso fuera un mérito digno de incluir en un currículum…”.
Jimmy Giménez-Arnau, siempre polémico
Jimmy siempre fue una figura controvertida, y su vida personal y profesional estuvo marcada por momentos de éxito y fracasos. Tras el final de su matrimonio con Merry, Jimmy vivió una especie de renacimiento personal. Como él mismo confesó en su autobiografía, el final de su «cuento de hadas» con la nieta de Franco fue una liberación: «Es más, cuando aquel cuento de hadas o pesadilla de necios terminó, sentí una profunda liberación, casi un renacimiento personal”.
Con el paso de los años, Jimmy continuó siendo una figura relevante en los medios, aunque no sin enfrentarse a ciertos desafíos. Su personalidad mordaz y su estilo desenfadado lo convirtieron en un personaje polarizante, pero siempre logró mantenerse en el foco público gracias a su carisma y su capacidad para reinventarse.
En los últimos años, Jimmy Giménez-Arnau fue un rostro familiar para los espectadores de Sálvame, uno de los programas de tertulias más populares de la televisión española. Aunque su participación había disminuido en los últimos meses, su legado en el mundo de la televisión permanece intacto. Giménez-Arnau representaba una figura de la «vieja escuela» del periodismo y el entretenimiento, una mezcla única de humor ácido, inteligencia y una vida llena de altibajos.
1Hoy, tanto Luis Ortiz como Jimmy Giménez-Arnau han dejado un vacío en el mundo del corazón. Dos figuras que, aunque diferentes, compartían un vínculo con el lujo, la fama y la polémica. Ambos serán recordados por su presencia en los medios y por sus aportes a un mundo donde las vidas privadas se convierten en espectáculo público.
El universo del corazón llora su partida, pero el legado de ambos permanecerá en la memoria de aquellos que los conocieron y de quienes los siguieron a lo largo de los años. El adiós de Jimmy Giménez-Arnau deja un espacio difícil de llenar en las tertulias, y su nombre será recordado como una de las figuras más icónicas de la televisión española.