El mundo de la prensa rosa se despide de Carlos Ferrando, una de sus figuras más emblemáticas, quien falleció a los 76 años. Ferrando, conocido por su aguda pluma y su cercanía con grandes estrellas como Rocío Jurado y Sara Montiel, fue hallado sin vida en su residencia en Madrid el pasado martes. La noticia de su fallecimiento ha dejado un profundo vacío entre sus amigos y colegas, quienes aún no logran asimilar la pérdida de una personalidad que marcó la crónica social española durante décadas.
El cuerpo de Carlos Ferrando fue encontrado por su amiga cercana, la actriz Alejandra Grepi, quien decidió visitarlo tras varios días sin tener noticias de él. Según ha informado Libertad Digital, Grepi se alarmó al no obtener respuesta de Ferrando y, preocupada, decidió entrar a su domicilio. Al hacerlo, lo encontró en un preocupante estado de deshidratación, pero aún con un débil pulso. Inmediatamente, la actriz llamó a los servicios de emergencia, quienes, pese a sus esfuerzos, no lograron reanimarlo. Después de tres intentos fallidos, se vio obligado a confirmar su fallecimiento.
“Carlos tenía la costumbre de no contestar al teléfono porque no solía estar pendiente de él. Por eso, en un principio, no sospechamos nada extraño”, relató el periodista Carlos Pérez Gimeno, quien, como otros amigos cercanos de Ferrando, se mostró consternado por la triste noticia. “Su entorno se empezó a preocupar cuando llevaban varios días sin saber de él. Cuando Alejandra entró en la vivienda, se encontró con lo peor”, añadió Gimeno.
El cuerpo de Carlos Ferrando se encuentra actualmente en el Instituto Anatómico Forense de Madrid, donde se le realizará una autopsia para esclarecer las causas exactas de su muerte. Mientras tanto, sus amigos más íntimos, entre los que se cuentan figuras como César Heinrich, Álex Gutiérrez, la periodista Karmele Izaguirre y su esposo John Zabala, han expresado su profundo dolor por la pérdida de un hombre al que consideraban casi como familia.
Carlos Ferrando fue una figura clave en la crónica social española durante las últimas décadas. Su estilo único y su capacidad para contar historias desde una perspectiva cercana y, en ocasiones, mordaz, lo convirtieron en un colaborador indispensable en programas de televisión como Crónicas Marcianas, ¡Qué tiempo tan feliz! y Sálvame. Aunque llevaba ya varios años retirado de la vida pública, uno de sus últimos trabajos fue una aparición en el programa Lazos de sangre de TVE, donde se le vio compartir recuerdos y anécdotas sobre su larga carrera.
A pesar de su éxito profesional y su cercanía con muchas celebridades, Ferrando llevaba una vida personal marcada por la soledad. No mantenía ninguna relación con su familia, incluida su hermano y su sobrina, con quienes no tenía contacto. Esta situación ha generado incertidumbre sobre quién se hará cargo de los gastos del sepelio y de la organización de su despedida. Sus amigos, que eran quienes lo acompañaban en la vida, están ahora pendientes de la decisión sobre dónde se instalará el tanatorio para darle el último adiós.
La muerte de Carlos Ferrando no solo marca el fin de una era en la prensa del corazón, sino también el adiós a una de las voces más características y reconocidas de la crónica social española. Su habilidad para capturar la esencia de las estrellas y relatar las historias detrás de los titulares lo convirtió en un referente indiscutible para varias generaciones de periodistas y televidentes.
Durante años, Ferrando se codeó con los grandes nombres del espectáculo y supo ganarse la confianza de muchos de ellos, lo que le permitió obtener exclusivas y relatos que pocos podían conseguir. Su trabajo fue testigo de una época dorada de la televisión española, en la que programas como Crónicas Marcianas revolucionaron el entretenimiento y la forma de hacer periodismo de farándula en el país.
Carlos Ferrando y la prensa rosa
El legado de Carlos Ferrando permanecerá en la memoria de todos aquellos que lo conocieron y en las páginas de la historia de la televisión y el periodismo en España. La prensa rosa, ese género en el que brilló con luz propia, hoy llora la pérdida de uno de sus más grandes exponentes.
En los próximos días, se espera que se realicen actos en su memoria y que se dé a conocer el lugar donde sus amigos y admiradores podrán despedirse de él. Mientras tanto, quienes lo conocieron de cerca continúan sumidos en el dolor de su partida, recordando a Carlos Ferrando no solo como un periodista brillante, sino como un amigo leal y generoso.
El vacío que deja es inmenso, pero su legado y su sonrisa, esa que tantas veces iluminó los platós de televisión, perdurarán en el recuerdo de todos aquellos que tuvieron la suerte de conocerlo y de seguir su carrera. Carlos Ferrando se ha ido, pero su influencia y su trabajo seguirán vivos en la memoria colectiva de la prensa rosa española.