Después de tres años y tres meses en prisión, José María Gil Silgado, expareja de María Jesús Ruiz, logró la libertad condicional hace apenas cinco meses debido a una enfermedad incurable. Durante su tiempo en la cárcel, enfrentó numerosos desafíos y dificultades.
Hace un año y medio, Gil Silgado arremetió públicamente contra su hija, Anabel, acusándola de beneficiarse de su posición, incluyendo la venta de una casa valorada en 550.000 euros y varios coches de lujo. José María no dudó en calificar a su hija de «impresentable» y en señalar que ella había vendido propiedades en beneficio propio. Además, el empresario confesó que había demandado a Anabel «en el Juzgado de Instrucción de Sanlúcar» por entrar en su casa con un hacha para robar unos cuadros. Por su parte, ella desmintió rápidamente estas acusaciones, llamando a su padre «mentiroso».
Sin embargo, la reciente aparición de padre e hija juntos en el tanatorio para dar el último adiós al sobrino del famoso torero Paco Camino, Joaquín, quien falleció pocos días después que el torero, ha sorprendido a muchos. Fue descrito por el empresario como un amigo cercano con quien compartió muchos años de recuerdos bonitos: «Fueron muchos años juntos. Todos bonitos».
Anabel, por su parte, habló del impacto del fallecimiento en la familia: «Ha sido la verdad que parece que es mala suerte, pero… sí, porque además Joaquín es un chico joven, yo creo que no lleva los 50 años, me parece. Y bueno, pues la familia está mal, lógicamente, y los amigos pues también de la familia. Nosotros nos unimos en una relación con Joaquín familiar porque estuvo muchos años trabajando con nosotros y… y era uno más en casa».
Hace tan solo unos días, José María también se mostró agradecido por el apoyo recibido y destacó su notable mejoría en la relación con sus hijos, tanto mayores como jóvenes, afirmando que «la familia es importante y la chiquitita también» y que está «bastante, bastante» mejor. Sin embargo, admitió que su estado de salud sigue siendo «regular, todos los días de médicos y de laberintos.
Esta inesperada reconciliación y la aparición conjunta en el tanatorio parecen marcar un nuevo capítulo en la relación entre José María Gil Silgado y su hija Anabel, tras años de tensiones y disputas públicas.