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viernes, 6 septiembre 2024

La mariscada de mil euros de Juan Carlos I que acabó en tápers

El pasado viernes 17 de mayo, el rey emérito Juan Carlos I se embarcó nuevamente en el ‘Bribón’ para participar en la liga española de embarcaciones de 6 metros, organizada por el Club Náutico de Sanxenxo. Después del inesperado resfriado que arruinó su última visita, el horizonte ahora se muestra más favorable. Aunque las previsiones meteorológicas anuncian lluvias, el ánimo y la disposición del Borbón parecen inquebrantables. Además, ha aprovechado su tiempo para recargar energías disfrutando de una opípara comida en una marisquería de O Grove, ubicada a tan solo 15 minutos de la casa de su anfitrión y amigo, Pedro Campos.

Pedro Campos, el armador, regatista y presidente del club, se ha convertido en el ángel de la guarda gallego del emérito. Cada vez que Juan Carlos I llega al aeropuerto, Campos lo recibe a pie de pista junto a su esposa, asegurando un recibimiento cálido y familiar. Aloja al rey en su casa, donde también suele hospedarse la hija de Juan Carlos I, Elena.

Además de ser su anfitrión, Campos actúa como su chófer y acompañante, compartiendo con él una de sus mayores aficiones: la gastronomía. En una tierra rica en mariscos y pescados, Juan Carlos encuentra la felicidad. Es conocido que, en una de sus primeras visitas a España desde Abu Dabi, se llevó en su jet privado una gran cantidad de mariscos como souvenir para los jeques.

Juan Carlos y la infanta Elena

En una reciente escapada, Juan Carlos I y Pedro Campos visitaron el restaurante ‘D’Berto’, un local conocido tanto por su extravagante nombre como por su destacada oferta culinaria. La carta ofrece interesantes, pero también pueden vaciar el bolsillo de cualquiera. Sin embargo, este no es un problema para el emérito. Según algunos medios «Juan Carlos I tiene una tendencia a la tacañería, una característica compartida con su nieta Victoria Federica».

Durante su visita a D’Berto, Juan Carlos I y Campos disfrutaron de un festín que podría ser descrito como «la mariscada mileurista», dado el alto costo de los platos. El guardaespaldas del emérito, siempre a su lado como su apoyo constante, probablemente también participó del banquete. La despedida del restaurante fue particularmente memorable. Con el estómago lleno, Juan Carlos se despidió del dueño del local discutiendo sobre su salsa favorita: la salsa verde. Aunque no estaba en la carta, el restaurante probablemente la preparó especialmente para su distinguido cliente.

Juan Carlos I

Mientras Juan Carlos I se alejaba, Pedro Campos llevaba unas bolsas en la mano, presumiblemente llenas de tuppers con los restos de la comida. Algunos medios cuentan que es probable que estos restos estuvieran destinados a la esposa de Campos o «para la recena del emérito, quien tiene una debilidad por las almejas».

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Juan Carlos I y Pedro Campos

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La relación entre Juan Carlos y Pedro Campos es un reflejo de la lealtad y la camaradería. Campos no solo es su anfitrión y compañero de regatas, sino también su confidente y asistente en las actividades más mundanas, como disfrutar de una buena comida. Esta dinámica, aunque sorprendente para algunos, es testimonio de una amistad que va más allá de las formalidades y las obligaciones protocolares.

A medida que se acerca la fecha de la regata, la expectación en Sanxenxo crece. Los aficionados y curiosos estarán atentos para ver al emérito en acción, esperando que esta vez el tiempo no juegue en su contra. La presencia de Juan Carlos en el Club Náutico de Sanxenxo no solo añade prestigio al evento, sino que también trae consigo una dosis de nostalgia y un recordatorio de los días en que el rey estaba en el centro de la vida pública española. Su retorno al mar, aunque envuelto en la controversia y las críticas que han marcado sus últimos años, sigue siendo un acontecimiento digno de atención.

La jornada del viernes promete ser un evento lleno de emoción, tanto para los participantes de la regata como para los espectadores. Juan Carlos, con su renovada energía y su inseparable compañero Pedro Campos a su lado, está listo para enfrentar las olas y disfrutar de una de sus pasiones más duraderas: la navegación.