Hace exactamente un año, el 10 de abril de 2023, el mundo literario y cultural lamentaba la partida de uno de sus referentes más polifacéticos: Fernando Sánchez Dragó. Este prolífico escritor, reconocido por su extensa obra que abarca ensayos, novelas, crónicas de viaje y memorias, falleció a los 86 años en su hogar de Castilfrío de la Sierra, provincia de Soria, víctima de un infarto. Un hombre cuya vida estuvo marcada por su pasión por la literatura, los viajes y sus opiniones controvertidas sobre diversos temas.
Sánchez Dragó, padre de cuatro hijos procedentes de distintas relaciones sentimentales, dejó un legado literario que consta de 40 libros publicados, ganando reconocimientos tales como el Premio Onda por su obra «El mundo por montera» y el Premio Nacional de Fomento de la Lectura por «Negro sobre blanco». Su influencia también se extendió a la televisión, donde dirigió programas, y al periodismo, como columnista y reportero.
Sin embargo, más allá de su obra literaria y su presencia mediática, el legado de Sánchez Dragó también se manifiesta en sus propiedades. La casa en Castilfrío de la Sierra, adquirida en 1996, fue su hogar durante sus últimos años, donde compartió su vida con la periodista Emma Nogueiro. Esta propiedad, una construcción del siglo XIX, no solo fue el lugar de residencia del escritor, sino que también se convirtió en un museo Oriente-Occidente, reflejando su fascinación por la cultura oriental.
Pero el escritor no se limitó a una única propiedad en la tranquila localidad soriana. En 1998, adquirió otra propiedad cercana con la intención de convertirla en una casa rural y biblioteca, un proyecto que lamentablemente no llegó a concretarse. Asimismo, en 2001, compró una parcela en Aldealices con la visión de crear un «campamento nómada» para turistas aventureros, aunque este proyecto tampoco llegó a materializarse.
Además de sus propiedades en Soria, Sánchez Dragó también tenía intereses inmobiliarios en Madrid. Pocos meses antes de su fallecimiento, adquirió un piso en el prestigioso barrio de Salamanca con la intención de alquilarlo, sumando este inmueble a otros tres que poseía en la capital, incluyendo un destacado piso en el conocido barrio de Malasaña.
1La gran polémica de Sánchez Dragó
La dispersión geográfica de sus propiedades refleja la versatilidad y la curiosidad de un hombre que no solo exploró los límites de la literatura, sino también los confines del mundo físico, buscando siempre nuevas experiencias y horizontes. Aunque su partida dejó un vacío en la escena cultural, su legado perdurará a través de su obra y las huellas que dejó en los lugares que amó y habitó.
Sánchez Dragó habló en su día sobre el sexo con dos menores de 13 años: «En Tokio, un día, me topé con unas lolitas, pero no eran unas lolitas cualesquiera, sino de esas que se visten como zorritas, con los labios pintados, carmín, rimel, tacones, minifalda… Tendrían unos 13 años. Subí con ellas y las muy putas se pusieron a turnarse. Mientras una se iba al váter, la otra se me trajinaba».
Por después, Sanchez Dragó tuvo que negar estas declaraciones y decir que se había producido entre amigos. El escrito tuvo la sangre fría de decir: «Yo te doy mi palabra de honor de que jamás he puesto una mano encima a chica que tenga menos de 18 años«. El caso es que esto le marcó para el resto de su vida y nada de lo que había hecho como escritor y comentarista tuvo nunca tanta trascendencia como el hecho de tener una vida sentimental tan sórdida y haber acabado con, supuestamente, dos menores en un viaje a Tokio que, además, contó públicamente sin pudor alguno.