Después de 10 años de ausencia, y desmintiendo una vez más los recurrentes rumores de crisis que rodean a su matrimonio con el Príncipe Alberto, Charlène Wittstock reaparecía el pasado 24 de marzo en el tradicional Baile de la Rosa de Mónaco. La princesa, espectacular con un discotequero mono de lentejuelas doradas, se convertía en la gran estrella de la cita más especial para los Grimaldi, que en esta ocasión ha estado ambientada en la década de los 70 y que suponía el regreso por todo lo alto a la vida social monegasca de la nadadora sudafricana.
A pesar de que su recuperación marcha a las mil maravillas y ha retomado la normalidad después de más de un año retirada de los actos públicos por una grave infección en oídos, nariz y garganta por la que tuvo que pasar por quirófano en varias ocasiones, Charlène todavía no realiza viajes oficiales, y no ha acompañado a su marido en su nueva visita a España.
El Príncipe Alberto se encuentra en Barcelona, donde ha presidido la inauguración de la exposición ‘Es hora de actuar’ sobre áreas marinas protegidas del Mediterráneo, diseñada y producida por la Societé des Explorations de Mónaco que él preside.
En el marco de la Conferencia del Decenio del Océano, el hermano de la Princesa Carolina de Mónaco recorrió con gran interés la muestra, mostrando una vez más su compromiso incondicional con la protección del medio ambiente y del Mar Mediterráneo. De lo más sonriente, Alberto regresaba a su hotel tras el acto, aunque no se descarta que aproveche su paso por nuestro país para hacer turismo por Barcelona, una ciudad de la que se confiesa un enamorado.