El carismático Padre Ángel, conocido por su labor humanitaria y su compromiso con los más necesitados, ha celebrado su 87º cumpleaños de una manera especial: organizando un concierto benéfico en la histórica Iglesia de San Antón. No faltó su amigo José Ortega Cano que recordó sus mejores momentos con un micrófono en la mano y aquel «estamos tan a gustito» en la boda de Rocío Carrasco y Antonio David Flores en un tono achispado que acabó siendo la comidilla de toda España durante años.
Fueron tres minutos donde el diestro tomó las riendas de la boda y se ganó la fama de aficionado a la bebida, algo que se corroboró años después cuando provocó un accidente que le costó la vida a una persona con una tasa de alcohol más elevada de la permitida y que casi le cuesta la cárcel. La velada, que reunió a numerosos rostros conocidos, fue amenizada por la talentosa cantante Glenda Gaby.
El evento, que ya se ha convertido en una tradición anual, contó con la presencia de destacadas personalidades, entre ellas el famoso torero José Ortega Cano. Acompañado por su hija Gloria Camila, su hermana Mari Carmen, su cuñado Aniceto y su confidente Marina, Ortega Cano no quiso perderse la oportunidad de celebrar junto al Padre Ángel.
A pesar de la multitud que llenaba la iglesia, el torero demostró su espíritu festivo al dejarse llevar por la música. Con pasos de baile y movimientos taurinos, brindó un toro imaginario al público mientras sonaba la canción ‘Se me olvidó otra vez’ de Juan Gabriel. El carisma y la energía de Ortega Cano lo convirtieron en uno de los grandes protagonistas de la noche.
2Padre Ángel
Ángel García Rodríguez, popularmente conocido como Padre Ángel, nació en La Rebollada (Mieres, Asturias) el 11 de marzo de 1937.
Se ordenó como sacerdote diocesano a los 24 años y fundó junto a Ángel Silva, La Cruz de los Ángeles, dedicada esencialmente a la protección de niñas y niños en situación de vulnerabilidad. Esta organización más tarde se convertiría en Mensajeros de la Paz (1962).
Con el fin de trabajar en la asistencia y protección a sectores de la población más vulnerables, Mensajeros de la Paz creció profundamente preocupada por la infancia, dentro y fuera de España. Gracias a Mensajeros de la Paz más de 50.000 niñas han pasado por casas de acogida y han conseguido «un futuro más digno» según cuenta en su web.