Una vez zanjados los rumores de crisis que surgieron hace varias semanas y que dejaron claro que nada tenían de cierto, Tamara Falcó e Íñigo Onieva han reaparecido de lo más enamorados en el bautizo de la pequeña Philippa, hija de Álvaro Falcó e Isabelle Junot, este sábado en Madrid.
Una ceremonia muy familiar a la que los marqueses de Griñón llegaban por separado para no aclipsar a los verdaderos protagonistas del día, los marqueses de Cuba y su niña, que en pocos días cumplirá 9 meses, y en la que sucedió algo que había pasado inadvertido hasta ahora.
Y es que demostrando su lado más cariñoso y espontáneo, Íñigo -que llegó en último lugar al bautizo- no dudó en acariciar sin disimulo el trasero de Tamara, que le esperaba en el último de los bancos ocupados por su familia, al situarse a su lado a pesar de lo religiosos que son ambos y de encontrarse en el interior de una iglesia.