Tamara Falcó e Íñigo Onieva son conocidos por su amor por recibir invitados en su hogar. La pareja ha demostrado en múltiples ocasiones su pasión por ser anfitriones, algo que probablemente Tamara heredó de su madre, la icónica Isabel Preysler. Desde que se mudaron a su nuevo ático en una de las zonas más exclusivas de Madrid, han abierto las puertas de su casa a familiares y amigos, compartiendo momentos especiales alrededor de una mesa llena de delicias culinarias preparadas con esmero y cariño.
3Los marqueses abren las puertas de su casa
Tamara Falcó y Íñigo Onieva abrieron las puertas de su hogar este fin de semana para recibir a unos invitados muy especiales. Alejandra Onieva, hermana de Íñigo, se unió a la reunión junto con Casilda Aguilera, Cristian Flórez y Luisa Bergel, creando un ambiente de camaradería y buenos momentos en la casa de la pareja.
En una publicación en su cuenta oficial de Instagram, Tamara compartió con sus seguidores detalles de la reunión, mostrando su pasión por la cocina y la hospitalidad. La anfitriona reveló que había preparado una deliciosa comida para sus invitados: puerros a baja temperatura confitados y lubina con crujiente de panko. Estos platos, elaborados con esmero y cuidado, reflejaban el talento culinario de Tamara y su amor por la gastronomía.
Además de la exquisita comida, Tamara también se aseguró de que la mesa estuviera elegantemente decorada, creando un ambiente acogedor y sofisticado para sus invitados. La elección de la vajilla y los detalles de la mesa reflejaban el gusto impecable de Tamara por el diseño y la estética.
Entre los detalles especiales de la mesa, Tamara destacó los platos que le regaló Eugenia Martínez de Irujo, una colección de la colaboración entre Eugenia y Sushita Café. Estos platos, regalados por Eugenia en ocasión de la boda de Tamara, añadieron un toque de elegancia y distinción a la mesa. Además, Tamara optó por un mantel de ‘Lo de Manuela’, añadiendo un toque de estilo adicional a la decoración.
En resumen, la reunión en la casa de Tamara y Íñigo fue un verdadero festín para los sentidos, donde la buena comida, la buena compañía y la buena conversación se combinaron para crear una experiencia inolvidable. Una vez más, Tamara demostró ser una anfitriona excepcional, compartiendo su pasión por la cocina y la hospitalidad con sus seres queridos.