Tamara Falcó ha estallado contra la prensa este jueves en ‘El Hormiguero’. Harta de los rumores de crisis que persiguen a su matrimonio con Íñigo Onieva, y de la presión mediática que está sufriendo a raíz de salir a la luz su presunta discusión con su marido en un restaurante hace dos semanas, la marquesa ha dejado claro que está cansada de escuchar mentiras sobre ella y su relación en los medios de comunicación.
«Hay noticias de mentira, claro que hay noticias de mentira. Yo vivo noticias de mentira continuamente. Hay gente que se piensa que tiene derecho a mirar desde la calle con prismáticos. He tenido prensa desde toda la semana y miran desde la calle con prismáticos y debería estar prohibido», ha sentenciado molesta con los reporteros que hacen guardia a las puertas de su casa para preguntarle sobre su vida privada.
Aunque asegura que intenta que la presión no le «agobie», Tamara sí ha admitido que en los últimos días ni siquiera ha salido a pasear a sus perros porque «no tengo necesidad de enfrentarme a un periodista preguntándome por mi familia, por Iñigo… No tengo la necesidad», ha insistido, sin entender la expectación que despierta cada uno de sus movimientos: «Nosotros llegamos a nuestras casas y queremos llevar una vida seminormal. Una cosa es que te pidan una foto en la calle y otra que te acosen. Muchas veces no puedes andar porque te están persiguiendo. Es muy agresivo». «A un camarero cuando termina su trabajo, nadie le pide una ración de calamares en la calle» ha sentenciado su alegato contra la prensa.
Unas declaraciones con las que ha zanjado los rumores de crisis en su matrimonio, aunque su actitud sigue siendo del todo incomprensible, ya que tras finalizar ‘El Hormiguero’ las cámaras han sido testigos de cómo Tamara se ha ido a pasar la noche a la residencia familiar de Isabel Preysler en lugar de al ático que comparte con Íñigo.
Aunque se ha justificado que la presencia de la marquesa en la casa de su madre desde que surgieron los rumores se debía a las reuniones profesionales que ha tenido recientemente, un jueves a las 23.30 horas este movimiento resulta cuanto menos llamativo.