Desde hace dos años los hijos de la Infanta Cristina e Iñaki Urdangarin han tenido que lidiar con una complicada situación en casa tras la polémica portada de la revista Lecturas en la que vieron a su padre con otra mujer que no era su madre. Tras eso, la separación se convirtió en un hecho, pero no ha sido hasta finales del año pasado cuando ambos han firmado el divorcio.
Entre los cuatro hijos del matrimonio fallido, Pablo Urdangarin se ha llevado la palma. Y es que el joven conquistaba a los medios por la manera tan respetuosa que tuvo a la hora de enfrentarse a esta nueva crisis en su familia y, desde entonces, ha sido el que más ha dado la cara por ellos públicamente.
Centrado en el deporte, Pablo suele jugar todos los fines de semana partidos con el Fraikin BM Granollers y este sábado se dejó ver en Segovia para disputar contra el Nava de la Asunción. Lo que nadie imaginaba es el apoyo con el que iba a contar en las gradas.
Ni sus padres ni sus hermanos, el familiar que fue es Victoria Federica. Si bien es cierto que conocemos que la hija de la Infanta Elena tiene una relación muy estrecha con su hermana, Irene Urdangarin, nada sabíamos que también tiene un vínculo estrecho con el joven.
Victoria no fue sola, estuvo acompañada por Victoria López-Quesada y el prometido de esta, Enrique Moreno de la Cova e Ybarra. Una tarde de lo más especial para Pablo que contó con la presencia de estos seres queridos en las gradas después del revuelo mediático que ha habido con el divorcio con sus padres.
A su llegada al pabellón, Pablo encaraba su próximo partido de balonmano con la motivación necesaria para ganar: «Sí». Sin embargo, no nos desvelaba cómo se encontraba ni si acudirá algún familiar a apoyarle desde la grada.
Horas más tarde y tras terminar el partido, el joven nos respondía con un simple «todo bien» cuando se le preguntaba por la firma del divorcio de sus padres. Eso sí, no quiso responder a las preguntas referentes a la nueva vida de Iñaki Urdangarin con Ainhoa Armentia, pero sí contestaba con un escueto «todo muy bien», cuando le comentábamos que Victoria había estado en la grada viéndole disputar el partido.