Sarah Ferguson ha anunciado que padece cáncer de piel. Fue gracias a las diferentes pruebas que se ha tenido que realizar a causa del cáncer de mama que atravesó el año pasado cuando le descubrieron el melanoma maligno. Su portavoz ha explicado que: “Su dermatólogo pidió que le extirparan y analizaran varios lunares al mismo tiempo que la duquesa se sometía a una cirugía reconstructiva después de su masectomía, y uno de ellos ha sido identificado como canceroso”. La duquesa de York ha transmitido el mensaje de que está bien y que se toma esta noticia con el buen humor que puede.
Sarah Ferguson está a la espera de los resultados de análisis más exhaustivos que faciliten el diagnostico y el tratamiento. Esta noticia ha sido especialmente delicada por coincidir con la recuperación de la duquesa de York de la mastectomía por la que tuvo que pasar en verano. Sarah Ferguson explicó en un podcast que todavía se estaba acostumbrando a su nuevo cuerpo. La intervención fue más complicada de lo que parecía en un primer momento, pero la duquesa está muy agradecida de haber pasado este proceso: “Es muy importante porque me salvó la vida. Es un amigo que siempre está conmigo y me protege con su escudo”, explicó refiriéndose a su nuevo pecho.
La vida sentimental de Sarah Ferguson
La vida de Sarah Ferguson está repleta de momentos sorprendentes por los que se ha convertido en uno de los personajes más queridos de la Familia Real Británica. La duquesa de York se separó del príncipe Andrés en 1996, pero mantienen una gran relación de amistad. Ambos se han convertido en un gran apoyo para el otro, Sarah Ferguson por su complicado proceso medico y Andrés por todo el escándalo del caso Epstein. Son tan buenos amigos que hasta conviven en Royal Lodge, la casa en del príncipe en Windsor, cuando ella se encuentra en Reino Unido.
Sarah Ferguson aseguraba que con el príncipe Andrés forma la pareja de divorciados “más feliz del mundo”. La pareja puso fin a su matrimonio por el tiempo que tenía que pasar el hijo de Isabel II fuera de casa, hasta que el punto de que la duquesa aseguraba que solo le veía 40 días al año. Esto era así por el trabajo en la marina del príncipe Andrés. Esta separación estuvo rodeada de escándalos sorprendentes. Antes de que la Familia Real Británica confirmara la separación, surgieron los primeros rumores de una infidelidad de Sarah Ferguson con Steve Wyatt. Él era un amigo íntimo que la apoyo en un momento en el que la duquesa no se encontraba bien. La polémica terminó de explotar cuando surgieron unas imágenes de la duquesa con su asesor financiero, John Bryan. Fueron unas imágenes que dieron la vuelta al mundo en las que él le chupaba los dedos de los pies a ella. Ahí fue cuando el Palacio de Buckingham confirmaba la separación entre Sarah Ferguson y el príncipe Andrés.
Sarah Ferguson, un personaje muy querido
A pesar de toda la polémica, Sarah Ferguson siempre ha sido bien recibida en la Familia Real Británica, siendo un personaje importante. Un ejemplo, son los rumores que surgieron tras la boda la boda de su hija, Eugenia de York, con Jack Brooksbank. Los medios ingleses aseguraban que la duquesa había vetado la presencia de Camila Parker en el enlace. La casa real justificó esta ausencia porque coincidía con un acto que ya tenia agendado de antes la mujer de Carlos III. Muchos veían que la reina Isabel II tenía un especial cariño a Sarah Ferguson, en parte por ser la madre de dos de sus nietas favoritas: Eugenia y Beatrice. Tras su muerte, los queridos corgis de la reina se quedaron al cuidado del príncipe Andrés y la duquesa de York. De hecho, uno de ellos, Sandy, fue un regalo de Andrés y sus hijas a la reina Isabel II por su 95 cumpleaños. Sarah Ferguson dice que guarda un gran recuerdo de los paseos que daba a los perros con Isabel II y que eran momentos muy especiales.
Otro motivo por el que se ha ganado el cariño de la población es por cómo se ha sincerado sobre su peso. Sarah Ferguson lo pasó mal por todo lo que se comentaba sobre su cuerpo. La duquesa aseguraba que: “Era una comedora emocional que recurría a la comida para intentar compensar los sentimientos cuando la vida se ponía difícil”. Ahora esta concienciada en el tema y disfruta la comida de una forma mucho más sana, sin utilizarla como un escape emocional para sus problemas. También ha entendido la importancia del deporte físico, pero disfrutando de uno mismo y sin importar lo que opine el resto.