Demostrando la especial relación que mantiene con la infanta Elena, la más cercana a él, el Rey Juan Carlos no ha dudado en hacer un viaje exprés a nuestro país para asistir a la celebración del 60 cumpleaños de su hija mayor. El Emérito aterrizaba en Madrid procedente de Abu Dabi -aunque se especula que podría haber hecho alguna parada en Ginebra o en París- en torno a las 12 del mediodía de este miércoles y apenas 6 horas después, abandonaba España tras haber disfrutado de esta fiesta familiar que ha supuesto su reencuentro público con los Reyes Felipe y Letizia.
Pero antes de marcharse, el Emérito y su primogénita nos dejaban una curiosa imagen que se ha convertido en una de las grandes anécdotas del cumpleaños, revelando por primera vez su simbólico ritual de despedida. Ha sido a las puertas del restaurante donde tuvo lugar la fiesta; don Juan Carlos y doña Elena se han dado dos cariñosos besos y posteriormente, después de que la duquesa de Lugo hiciese una reverencia a su padre, ambos se hacían mutuamente la señal de la cruz en la frente antes de hacer un juego de manos y darse sendas y cariñosas palmaditas en el corazón.
Una despedida que han interpretado con una compenetración que nos ha dejado sin palabras -lo que indica que deben hacerla en cada uno de sus encuentros- y que, como ha revelado la periodista Carmen Enríquez, es una bendición de deseo de protección que se hace a las personas que viajan mucho, como es el caso del Emérito.
Y no son los únicos que se dicen adiós de esta manera tan significativa, ya que emulando a su padre y a su hermana, la infanta Cristina también utiliza esta fórmula para despedirse de sus hijos. En las siguientes imágenes que ha grabado en exclusiva Europa Press vemos a la ex duquesa de Palma y a Pablo Urdangarín haciéndose mutuamente la señal de la cruz en la frente después de darse dos cariñosos besos y un abrazo, lo que demuestra que es un ritual que seguiría la familia del Rey al completo.