Alejado de los focos y disfrutando de una de las etapas más felices y tranquilas de su vida gracias a su mujer Juani, Andrés Pajares ha reaparecio este jueves en la presentación del libro homenaje al productor cinematográfico y presidente del Atlético de Madrid Enrique Cerezo, ‘Cerezo 75 miradas y más para 75 años’.
«Es un hombre que empezó en el cine de traidor, traía los cafés,, las coca cola* es una broma, es un hombre que empezó de ayudante de cámara y con su tesón mira donde ha llegado… tiene un 77% de la producción del cine español, un canal de televisión y una plataforma, una barbaridad» ha destacado de su gran amigo.
A pesar de que últimamente no se ha dejado ver demasiado en público, Pajares asegura que a sus 83 años y tras superar una delicada operación de espalda se encuentra «como un roble». La gran ‘culpable’ de su felicidad, su mujer, para la que no tiene más que palabras de agradecimiento por todo lo que ha hecho por él desde que su relación profesional -ya que ella era su secretaria- dio paso al amor: «Nuestro secreto es reírnos mucho» ha revelado enamorado.
Evitando hablar sobre cómo están las cosas con sus hijos Mari Cielo, Andrés y Eva -con los que ha protagonizado diferentes enfrentamieentos y reconciliaciones en los últimos años- el actor ha dejado en el aire si pasará las Navidades con ellos. «Pues pasándolas, en familia, sobre todo con mi mujer Juani que es muy guapa» ha apuntado con su característico sentido del humor.
Hablando de hijos, hemos aprovechado la ocasión para preguntarle a Andrés por las demoledoras declaraciones que Ángel Cristo Jr. ha hecho sobre su madre, Bárbara Rey, a la que conoce hace décadas: «Lo siento mucho» ha expresado mostrando su apoyo a la vedette en estos momentos aunque, muy discreto, ha preferido no dar su opinión sobre los tremendos episodios que ha contado el joven, asegurando que en su casa la «verdadera pesadilla» era su progenitora, que le trataba casi como un sirviente y le habría obligado incluso a fotografiarla en actitud íntima con el Rey Juan Carlos para chantajearlo: «No tengo ni idea» ha asegurado.