El pasado jueves, el juicio a Arantxa Sánchez Vicario y su exmarido, Josep Santacana, por presunto alzamiento de bienes al supuestamente ocultar su patrimonio para no pagar una deuda de 7,5 millones al Banco de Luxemburgo, se reanudaba y la fiscal lo tenía claro, cree que el exmarido de la tenista era «el cerebro de toda la operativa» porque participa «activamente llevando a cabo actos materiales y además da consignas».
Esas palabras son recogidas por la fiscal en su informe final del juicio en el Juzgado Penal 25 de Barcelona que ha quedado visto para sentencia. Además, recordaba que pide para Santacana la pena máxima, de cuatro años de cárcel, mientras que para Sánchez Vicario rebajó la petición inicial (también de cuatro años) a dos años de prisión teniendo en cuenta su confesión como atenuante.
Tras el juicio, podíamos ver a Santacana ante las cámaras y aseguraba estar «cansado» y con «ganas de que termine todo esto», además afirmaba que espera que la sentencia «sea favorable» y daba su opinión tras la declaración del abogado de Luxemburgo, quién le acusa directamente de ser el cerebro de todo el embrollo fiscal de la extenista: «Bueno, es lo que tenían qué decir no tenía más para decir, pero ya está».
Minutos más tarde, se marchó de la ciudad condal y lo hacía de la misma manera que abandonaba los juzgados, sobrepasado por la situación que está viviendo.
Josep abandonaba Barcelona junto la que se ha convertido en su pareja sentimental y su mayor apoyo en estos momentos, insistiendo de su inocencia después de la última vista: «totalmente, lo mismo que he dicho desde el principio lo sigo diciendo».
En cuanto a si su objetivo es llegar a un acuerdo con la Fiscalía como lo hizo la tenista, él nos aseguraba que «no, yo no pedí ese préstamo, no me pagaron nada a mí del banco y no he hecho nada«. Con una sonrisa, Santacana esperaba en el control del AVE junto a la mujer rubia que lo acompañaba, quién intentaba pasar desapercibida cubriendo su rostro con gafas de sol.