Tras exprimir al máximo de un segundo día de regatas, el Rey Juan Carlos I y la Infanta Elena vivieron una velada de lo más apasionante en alta mar. Padre e hija se montaron en un barco con multitud de personas y disfrutaron de una velada excepcional con amigos. Ambos se dejaron ver relajados, manteniendo conversaciones distendidas y muy sonrientes con todos sus acompañantes.
La Infanta Elena siempre ha sido uno de los principales apoyos para el emérito y además comparten muchas aficiones. Las últimas ocasiones en las que el emérito ha viajado hasta Sanxenxo, ella también lo ha hecho, para disfrutar de su padre el máximo tiempo posible.
En esta ocasión, tampoco ha querido perder la oportunidad no solo de compartir su pasión por las regatas, sino de esta cena con amigos en la que su padre se mostró feliz de poder disfrutar de tiempo social y de todas esos conocidos a los que no ve durante el resto del año.
Después de cenar, el barco llegó a puerto y, como solemos ver en todas las imágenes de estos días, el Rey Juan Carlos salió con la ayuda de su personal de confianza, pero prefirió al cabo de algunos pasos, cogerle el brazo a la Infanta Elena y caminar agarrado a ella… demostrando así la unión tan especial que hay entre padre e hija.
Este viaje del monarca a Sanxenxo está siendo uno de los más especiales porque ha recibido la visita de muchos familiares. La primera que llegó al norte fue su hermana la Infanta Doña Margarita y después sus dos sobrinos, con los que también cenó en un conocido restaurante de El Grove.