Todos sabemos que Tamara Falcó no ha pasado por un buen momento en los últimos meses, en lo que a su relación sentimental se refiere. Desde que conocimos la infidelidad de Íñigo Onieva a la hija de Isabel Preysler y su posterior separación, todo han sido sorpresas. Sin ir mas lejos, la reconciliación que tuvo lugar estas pasadas Navidades, momento en el que Tamara Falcó e Íñigo decidieron retomar no solo su relación, sino también los planes de boda. Tal y como estaba planificado, la Marquesa de Griñón pasará por el altar este verano en la que será la boda del año, que tendrá lugar en el palacio que heredó de su padre Carlos Falcó.
Inmersos en los preparativos de su enlace matrimonial para el que apenas quedan unos meses, Tamara Falcó e Íñigo Onieva ultiman los detalles del que será el día más importante de sus vidas. Un evento multitudinario del que ya tenemos algunas pistas, como los vestidos, el catering, la ubicación o alguna norma específica, y que no deja mucho tiempo libre a la pareja. Íñigo Onieva y Tamara Falcó se dejan ver en sus ratos libres haciendo planes de lo más románticos. El último de ellos ha sido ir a misa por primera vez desde su reconciliación en Nochevieja, y en Cotilleo.es te contamos todos los detalles.
Todo a lo que Íñigo Onieva ha tenido que renunciar
>Más comprometido que nunca con su relación sentimental y el futuro enlace matrimonial que le espera este próximo 8 de julio junto a Tamara Falcó, Íñigo Onieva parece haber tomado conciencia de sus errores y haber cambiado de actitud drásticamente. Prueba de ello son las últimas imágenes de la pareja captadas por las cámaras de Europa Press en los alrededores de la Parroquia de Santa Bárbara en Madrid, que demuestran lo unidos que se mantienen en esta nueva etapa de su relación. Un Íñigo Onieva mucho más sosegado y que trabaja día a día en su religiosidad y fe cristiana, tal y como hace la Marquesa de Griñón.
Besar a otra mujer en el festival Burning Man y que las imágenes se difundan como la pólvora no debe ser fácil de llevar, y si no que se lo digan a Íñigo Onieva. Sin embargo, ahora que todo ha quedado atrás, el empresario lucha cada día por recuperar al completo el corazón de Tamara Falcó. Tal es su compromiso, que con tal de volver con la hija de Isabel Preysler, Íñigo Onieva se ha distanciado de forma definitiva con el mundo de la noche, dimitiendo así en su puesto como relaciones públicas en Lula Club, uno de los espacios más conocidos en la capital.
A escasos metros del que fue su domicilio en común durante los meses previos a la ruptura se encuentra la iglesia de Santa Bárbara de Barganza, primera ubicación barajada para pasar por el altar hace unos meses. Y es que, al estar tan próxima al lujoso ático que compartían, este lugar de culto les ve entrar de la mano cada semana y compartir tiempo en pareja. Ayer mismo, lunes 27 de febrero, la pareja acudía a la iglesia de Santa Bárbara desde el conocido «piso de soltero» del empresario madrileño en el que viven actualmente.
Íñigo Onieva pasa de la risa a la ira en un momento
>Como ya ha sido comunicado por los protagonistas, el enlace tendrá lugar en el palacio que Tamara Falcó comparte con su hermano Manolo, y que pertenece a la herencia de Carlos Falcó. Una propiedad de la que la Marquesa de Griñón habló en su documental para Netflix, y que planea poner en venta inmediatamente después de su boda. Sin embargo, y como ya es tradición cada semana, Tamara Falcó e Íñigo Onieva acudían este lunes a la iglesia de Santa Bárbara de la mano. Un placentero paseo desde el piso del empresario hasta la parroquia, donde pudimos ver sus caras de completa felicidad.
Una hora después y con la misa dada por finalizada, Tamara Falcó e Íñigo Onieva abandonaban la iglesia en compañía de otra pareja de amigos. Agarrada del brazo de su pareja y evidenciando la complicidad que ambos mantienen, la hija de Isabel Preysler no esperaba lo que ocurriría posteriormente cuando las cámaras de Europa Press se aproximaron a la pareja. Sin desvelar nuevos detalles de la que será su boda, Tamara se mantuvo con una sonrisa todo el rato, mientras que Íñigo Onieva mostró su cara más seria como de costumbre.
Tras algunas preguntas por parte de los medios de comunicación allí presentes, el empresario madrileño no pudo contenerse y pidió visiblemente enfadado que se les dejase «vivir en paz de una vez», para después añadir que «yo nunca voy a responder, así que dejadnos en paz que esto ya está siendo muy intenso. Se acabó, se acabó», dejando claro que por su parte no habrá ningún tipo de declaración. Una Tamara Falcó más que anonadada se llevó la mano a la boca y prefirió optar por el silencio