Máximo Huerta ‘El Breve’. Este es el sambenito que le colgaban al periodista y escritor valenciano, tan solo siete días después de jurar su cargo como ministro de Cultura en junio de 2018. Sin duda alguna, queridos Cotillas, era sorpresivo que el líder de Ferraz, Pedro Sánchez, apostara en su legislatura por un intelecto de las letras, tan poco habitual en la política de nuestro país. Una elección más que meditada y con una clarísima intención de voto, que en cuestión de una semana tornó en fracaso.
Fue precisamente el 13 de junio del año 2018, el día que por siempre llevará grabado a fuego en su mente el que fuera presentador de El programa de AR, Máximo Huerta. Tras salir a la luz que el periodista había defraudado a Hacienda durante los ejercicio fiscales de 2006, 2007 y 2008, el también escritor se veía obligado a dimitir públicamente de su cargo político.
Un total de 218.322 euros y una multa de 365.938 euros que tuvo que pagar a la Agencia Tributaria, por crear una sociedad unipersonal para la evasión de impuestos, le bastaron al autor de El susurro de la caracola para convertirse en el ministro más breve de la historia política de nuestro país.
Desde entonces, queridos Cotillas, Máximo Huerta ha intentado proseguir con su más que discreta vida, alejado de la política y centrado en sus nuevos proyectos literarios. Eso sí, hoy, en cambio, con el devenir de los años, el protagonista de la historia ha decidido romper su silencio y aclarar que no fue por decisión propia, sino por la petición ineludible de una de las figuras más importantes del Partido Socialista Obrero Español.
Máximo Huerta se sentaba anoche en El Hormiguero, programa que presenta Pablo Motos en Antena 3, y relataba por primera vez la conversación que mantuvo con el actual presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, tras presentar su dimisión y renuncia a la cartera de ministro de Cultura. Una entrevista reveladora que, a decir verdad, queridos Cotillas, no deja en muy buen lugar a líder del PSOE. No os lo perdáis, porque en Cotilleo.es os contamos con todo lujo de detalle el testimonio del escritor valenciano, a continuación.
Máximo Huerta al borde de la autodestrucción tras su adiós
>La precipitada e irrevocable dimisión de Máximo Huerta como ministro de Cultura, en junio de 2018, supuso un antes y un después en la vida del mediático presentador de televisión. Un proyecto ilusionante y esperanzador que afrontaba con plena convicción y responsabilidad, que tan solo siete días más tarde acabó por convertirse en una auténtica pesadilla para el valenciano. El periodista se marchó irremediablemente por la puerta de atrás, pero, eso sí, queridos Cotillas, no sin antes hacer ruido ante la campaña de desprestigio que tuvo que presenciar por parte de sus propios compañeros y compañeras de profesión.
«Para defender aquello que más amas, a veces hay que retirarse. Y yo amo la cultura […] Soy consciente que mi inocencia ya no vale nada en una sociedad ahogada por el ruido y la desinformación interesada», con estas contundentes palabras Máximo Huerta ponía fin a una de sus experiencias vitales más apasionantes, pero no por ello menos vertiginosa. Ahora, sin embargo, a sus 52 años de edad, y con la serenidad de quien contempla los acontecimientos desde la distancia, el periodista y también escritor es capaz de verbalizar el auténtico calvario que vivió en aquel entonces.
«Me daba angustia todo, perdí la autoestima, creí que no valía para escribir, para presentar, para nada… Me quedé sin autoestima y empecé a ir al psicólogo, al psiquiatra y todo lo necesario», se sinceraba Máximo Huerta con el presentador Pablo Motos. Al ser preguntado por si, tras su marcha del Gobierno, le habían pagado lo que le correspondía, el escritor respondía: «Mucha gente cree que tiene sueldo vitalicio. Renuncié a lo que me tocaba, incluso a cargos que me ofrecieron para quedar bien. Quise una digestión larga, lenta y dolorosa».
Máximo Huerta y su incómoda charla con Pedro Sánchez
>Pero, indudablemente, queridos Cotillas, el relato que más protagonismo cobró en la noche de ayer lunes 30 de enero, en El Hormiguero, fue la incómoda conversación que mantuvo Máximo Huerta con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el Palacio de la Moncloa. «Me tiraron al precipicio. Me tiro al precipicio eligiendo algo importante, pero lo hago con ilusión y ganas. Esa tarde no me llamó nadie. Subí con el discurso escrito. Dije: ‘Yo subo y dimito’… Me dijo que estuviera un mes callado. Yo era incapaz de hablar», explicaba por primera vez el periodista.
«No lo he contado. Subí con el coche a Moncloa con el discurso en el móvil para imprimirlo. Llamé a Marta Fernández, una gran amiga periodista. Le dije: Míralo, ¿está bien escrito? Me dijo está perfecto. Se lo mandé a otro amigo que ya no lo es […] Me esperé en una sala de al lado. Se me hizo eterna […] Y entré a hablar con él. Le dije: Me voy, no pasa nada. Lo que me resultó paradójico es que empezó a hablar de él, de cómo se le vería en la historia en el futuro. Empezó a hablar de que todos acaban mal en política. ¿De mí qué dirán? Me dieron ganas de decir: ‘Padre que estoy hablando yo'», confesaba sin tapujos.