Los pueblos españoles son bonitos en todas las estaciones del año, pero hay algunos que en otoño adquieren una magia especial. Cuando ya nos parecen lejanos los días de playa, en esta época del año no solo es más barato viajar sino mucho más reconfortante para el cuerpo, antes de la llegada del frío invierno. Si estás planificando una escapada de unos días o incluso un fin de semana, y no sabes dónde ir en las siguientes líneas te vamos a mostrar algunos de los lugares más bonitos a los que acudir para poder disfrutar al máximo sus colores y sus bonitos paisajes de postal.
Pueblos con encanto
Cualquier lista de pueblos bonitos de España para visitar en otoño debe incluir a Ochagavía. Esta localidad navarra es el lugar perfecto para pasear sin rumbo en los meses otoñales por sus calles estrechas, o asomarse a su puente de piedra sobre el río Salazar. Se encuentra ubicado en pleno corazón de la Selva de Irati, el segundo mayor bosque de hayas y abetos de Europa después de la Selva Negra en Alemania. Este extenso territorio, de gran valor natural y ecológico, cambia sus colores en otoño para enamorar a todo el que lo visita, sobre todo haciéndolo a través de uno de los senderos que recorren este espacio natural único.
Pueblos a mucha altura
Si buscas pueblos a gran altura debes visitar Castellfollit de la Roca, que se alza sobre un espectacular risco de basalto de 50 metros de altura, ¡y de casi un kilómetro de largo! Perderse entre las estrechas calles del pueblo y desembocar en la antigua iglesia de San Salvador, es obligatorio en cualquier visita a esta localidad catalana. Además, en el extremo del risco, donde se encuentra el templo, hay un mirador con unas vistas privilegiadas. Otro de sus encantos es que se trata de una de las puertas de entrada al Parque Natural de la Zona Volcánica de la Garrotxa, un bosque que crece sobre la colada del antiguo volcán Croscat.
Cangas del Narcea
Otro de los pueblos más bonitos de España es Cangas del Narcea, localidad que se ubica al suroeste del Principado, en el corazón de la denominada Puerta de Asturias, y muy cerca se encuentra la Reserva Natural Integral Muniellos. Su bosque protegido es el mayor robledal de España y uno de los mejor conservados de toda Europa. No solo acoge robles en su entorno, también se pueden ver hayedos y abedules salpicados por la presencia de acebos y tejos, los reyes perennes del otoño en Munieḷḷos.
El Tiemblo
La ruta por los pueblos más bonitos de nuestro país tiene que tener parada obligatoria otoñal en El Tiemblo, en la provincia de Ávila y a tan solo 90 kilómetros de Madrid. Tomando esta localidad como punto de partida, una de las mejores actividades que se pueden hacer es una ruta de senderismo por su magnífico castañar. Su bosque de castaños alberga un ejemplar centenario que se ha convertido en un popular reclamo de la Reserva Natural del Valle de Iruelas. Tampoco se puede ir uno de la localidad sin visitar los Toros de Guisando, conjunto escultórico vetón que data entre los siglos IV y III antes de Cristo, durante la Edad del Hierro.
Torla
Entre los pueblos que se deben visitar no ya en otoño sino en cualquier época del año está el municipio de Torla-Ordesa, la puerta de acceso al valle de Ordesa, en el Pirineo aragonés. Adentrarse en sus calles es viajar en el tiempo hasta el más puro medievo. La iglesia de San Salvador, el Museo Etnológico que fue un antiguo castillo o las casonas tradicionales, son solo algunos ejemplos de ello. En cuanto a naturaleza, el paisaje del valle de Ordesa está engalanado con pequeñas cascadas, riachuelos y los colores ocres de las hojas caídas de hayas, abetos, pinos y tremolins. Los más aventureros pueden realizar actividades como barranquismo o una vía ferrata.
SOS del Rey Católico
Los pueblos siempre te pueden descubrir encantos o rutas maravillosas, y eso sin duda ocurre a partes iguales en SOS del Rey Católico, que está rodeado por una riqueza paisajística sin parangón y que cuenta con un legado histórico que brilla también con luz propia. Este pueblo aragonés vio nacer a Fernando el Católico, y representa una pequeña pero importante parte de la historia de España. Visitar sus palacios, iglesias y fortalezas en otoño es toda una delicia. Al igual que pasear por sus coloridos bosques, y contemplar los atardeceres desde alguno de sus miradores.