La lasaña es una receta italiana en la que se intercalan láminas de pasta con relleno al gusto, se napa con bechamel, terminando su preparación en el horno. En su interior verduras de temporada y quesos italianos. En el mercado podemos encontrar diferentes tipos de pasta. Para esta preparación se ha usado pasta fresca que no necesita cocción antes del montaje y que con el tiempo de horneado queda al dente. Para una perfecta combinación con las verduras, he elaborado una bechamel de champiñones que aporta un toque especial al plato. A diferencia de la lasaña de carne a la boloñesa, que se elabora con mozzarella y parmesano, la lasaña de verduras combina a la perfección con mozzarella y requesón o ricotta.
Ingredientes de la lasaña de verduras
- 300 g de pasta fresca para lasaña
- 1 calabacín
- 2 zanahorias
- 1 nabo
- 2 ajos
- 1 cebolla
- 5 champiñones
- 300 g de espinacas frescas
- Un puñadito de pasas (opcional)
- 4 cucharadas de salsa de tomate casera
- 100 g de requesón
- 250 g de mozzarella fresca
Para la bechamel de champiñones:
- 75 g de mantequilla
- 75 g de harina de trigo
- 1 l de leche
- 5 champiñones
- Pizca de sal
- Pizca de pimienta
- Pizca de nuez moscada
Preparación de la receta
Incorporar en el procesador de alimentos los champiñones y triturar hasta que quede una pasta fina. En una sartén preparar un roux con la mantequilla y la harina. Añadir los champiñones y mezclar. A continuación, poco a poco, con las varillas, añadir la leche y remover hasta que resulte una salsa cremosa, sin grumos. Salpimentar, añadir nuez moscada molida. Reservar.
Cortar todas las verduras y hortalizas en brunoise. Tienen que ser trozos regulares y pequeños para que en cada bocado encontremos una muestra de todos los ingredientes. En un sartén con 2 cucharadas de AOVE sofreír los ajos, la cebolla, el nabo y las zanahorias. Cuando la cebolla empiece a estar transparente, incorporar los champiñones y el calabacín. Cocinar un par de minutos, añadir la salsa de tomate, apagar el fuego. Reservar. Precalentar el horno a 220 ºC.
A continuación, procedemos al montaje de la lasaña. Podemos utilizar moldes individuales o un molde más grande para cortar luego las raciones. Empezamos cubriendo con la bechamel de champiñones el fondo del recipiente y poniendo una capa de pasta fresca encima. Cubrir con las espinacas crudas, requesón y pasas al gusto. Personalmente, la combinación pasas y verduras me resulta deliciosa. Colocar una lámina de pasta. Incorporar una porción generosa de sofrito de verduras que cubra por completo la pasta. Añadir un par de cucharadas de bechamel y queso mozzarella. Repetir este paso hasta terminar con las láminas de pasta y las verduras. Terminar la lasaña con pasta cubierta de la bechamel restante y queso mozzarella. Hornear a 220 ºC durante 35 minutos. Servir con hierbas frescas al gusto.
Las ventajas de comer pasta
Es conveniente desmontar algunos de los mitos que existen sobre este alimento. Aunque es un producto calórico y rico en hidratos de carbono, su contenido en grasas es mínimo, por lo que, incorporado a una dieta equilibrada, es muy saludable su consumo. Si atendemos a la Fundación Española de Nutrición, se trata de una “excelente fuente de energía, no engorda y previene de la arteriosclerosis”.
Su alto valor energético lo hacen un alimento idóneo para personas que realizan una alta actividad física. Además, los hidratos son de absorción lenta por lo que la energía se libera poco a poco. Asimismo, el contenido en fibra de la pasta ayuda a regular el tránsito intestinal y combate problemas de estreñimiento. No obstante, su alto aporte en gluten hacen que no sea un alimento apto para celíacos, a no ser que se consuma una variedad que no contenga esta sustancia.
Otra de sus propiedades se basa en generar una digestión más lenta y fácil, lo que hace que sea menos pesada. En la elaboración tradicional de la pasta se usa la sémola de trigo duro, que presenta mayor cantidad de gluten que el trigo común, lo que la dota de elasticidad. No obstante, es fácil hallar en el mercado pastas sin gluten. Asimismo, también se puede clasificar entre fresca, aún sin desecar, y seca. Este producto básico de la dieta mediterránea se puede combinar con un amplio abanico de salsas, y acompañar de ensaladas y carnes. Se trata, de hecho, de un alimento que se ha incorporado a la dieta de la mayoría de países del mundo. Espaguetis, macarrones, tallarines, fusilli y un largo etcétera forman parte de la dieta cotidiana de muchos hogares. Todos ellos tienen en común su elaboración a partir de una masa de harina de trigo mezclada con agua y sal, aunque también se le puede añadir huevo y otros ingredientes. Así, queda una pasta que solo necesita ser cocida con agua para comer