Perteneciente a una familia aristocrática, Diana de Gales fue la hija menor de John Spencer y Frances Roche. Aunque durante su infancia y adolescencia fue prácticamente feliz, sí que le afectó personalmente el divorcio de sus padres. Tanto es así que cuando años más tarde decidió separar su camino del Príncipe Carlos, quiso evitar cometer errores por el bien de sus hijos, poniéndolos a ellos como su máxima prioridad.
Lady Diana se hizo conocida en 1981, aunque meses antes ya sonaban campanas de boda con el hijo de la Reina Isabel II. Un noviazgo interesado por ambas partes, aunque más por la del futuro heredero, que vio en la joven Diana un lavado de imagen después de todas las relaciones sentimentales que habían salido a la luz y, sobre todo, un rostro nuevo que daría un aire moderno a toda la monarquía británica. Profecía que se acabó cumpliendo.
Diana de Gales contrajo matrimonio con el Príncipe Carlos en julio de 1981 y, desde entonces, su vida cambió para siempre. Lo que en principio era todo amor y buena sintonía, se torció cuando la joven princesa se daba cuenta de lo que verdaderamente le esperaba en su nueva vida: mentiras, soledad y falta de apoyo por la mayor institución inglesa.
Hoy, 1 de julio, día en el que vino al mundo, Diana de Gales será recordada por todos esos seguidores que a pesar del paso del tiempo no la han olvidado. Muy presente sigue estando todavía en los rostros de sus hijos, pero sobre todo en esa ciudadanía que el 31 de agosto de 1997 lloraba la perdida de una mujer que fue icono y que supo estar a la altura de lo que se esperaba de ella. Tanto fue así, que en multitud de ocasiones tuvo más protagonismo que la propia Reina Isabel II o, su marido, el Príncipe Carlos.