Ante una buena salsa de tomate frito que se quiten los americanos y su ketchup. Perfecta para acompañar un montón de recetas, desde unas lentejas a cualquier plato de pasta, pizza, pescado, pollo… o incluso sola con un buen trozo de pan, una salsa polivalente al 100%. Para que sea excelente la salsa de tomate debe tener la cantidad exacta de cada ingrediente, y no debe ser ni demasiado líquida ni muy espesa, con una proporción de acidez que no moleste pero que se note que es tomate. Aquí vamos a mostrar una receta para hacer una de gran calidad y en muy poco tiempo.
2Preparación de la salsa de tomate
Como queda dicho, para esta salsa de tomate frito hay que elegir bien los ingredientes que vamos a emplear y tener un buen cuchillo bien afilado. Lo primero es lavar muy bien los tomates y los pimientos. Aquí se va a intentar aprovecharlo todo, incluso la piel del tomate porque nos va a ayudar a conseguir una textura muy importante para esta salsa. Se pela y corta en juliana las cebollas y el diente de ajo en 2 trozos, y se reservan. Luego se elige nuestro aceite de oliva extra virgen y se añade una cantidad generosa a la cazuela más grande que tengamos. Cuando el aceite esté bien caliente se añaden las cebollas y 2 cayenas enteras. Entonces se baja el fuego a la mitad y se cocina la cebolla durante unos 15 minutos hasta que empiece a coger un color tostado parecido a la miel, el momento en el que la cebolla empieza a caramelizar y a aportar ese toque dulce a la salsa. Con la cantidad de cebollas que hemos empleado no hace falta añadir mucho azúcar y así será menos calórica. Mientras se cocina la cebolla, se pican los pimientos y se quita el rabillo de los tomates antes de trocearlos en cuartos, aunque si son muy pequeños bastaría con hacerlo en dos. Todo se reserva en un bol grande.