Los calamares a la romana son una de esos platos que nunca suelen faltar a la mesa de un bar cuando uno va de tapas. Aunque pasar por Madrid sin comerte uno, sobre todo por la Plaza Mayor, es casi un pecado, se suelen comer en todos los lugares de España. En realidad se trata de unas anillas de calamar rebozados en una masa crujiente, aunque la verdad es que hay varias maneras de hacerlos. La receta que vamos a ver en las siguientes líneas tiene un ingrediente poco habitual para llevarlos a cabo como es la cerveza (acompañarlos con ésta a modo de bebida sí lo es). Con ella podremos comprobar cómo quedan aún más ricos y crujientes, vamos, se puede decir como el que encontramos en los citados bares.
3Proceso de harinado
Una vez tengamos los ingredientes para nuestros calamares a la romana con cerveza, el primer paso que tendremos que seguir de la receta será lavar bien las anillas, secarlas y añadirlas un poco de sal. A continuación hay que verter la cerveza fría en un bol y, poco a poco, añadir los 200 gramos de harina, removiendo constantemente hasta que se deshagan todos los grumos. En realidad lo ideal es que quede una masa con una consistencia similar a la de una papilla, espesita. Llegados a este punto habrá que calentar una sartén con abundante aceite de oliva para freír a fuego medio-alto, y, mientras tanto, para ganar tiempo, poner la harina en un bol para tenerla lista.
Mientras esperamos que se calienta el aceite se rebozan los calamares, y para ello hay que pasar las anillas primero por la harina, sacudirlas bien y pasarlas por la masa de cerveza que has preparado, escurriendo después el exceso. Hecho esto se empiezan a freír en tandas pequeñas y dándoles la vuelta para que se doren por todos lados. Si en el momento de echarlos a la sartén ves que la masa se despega del calamar es porque necesita un poco más de harina, por lo que puedes ir dando otro repaso al resto (de esta manera, al haber echado pocos, no habrá que desechar muchos). Habrá que colocarlos en un plato con papel de cocina para retirar el exceso de aceite. Para evitar que se ablanden, lo mejor es sacarlos del plato en cuanto suelten el aceite sobrante.