Es decir la palabra tortilla y a cualquiera venírsele a la mente una de patatas, muy o poco cuajada, y con cebolla o sin ella, según los gustos. Es sin duda el plato español más típico y al que casi nadie hace ascos. Sin embargo, no siempre tiene que ser con ese tubérculo la mezcla para que el plato resulte igual de bueno. La mejor muestra de ello es esta receta de tortilla de alcachofas que vamos a mostrar a continuación para todos aquellos que quieran innovar en platos tan tradicionales que nadie habitualmente quiere modificar por temor a lo que pueda surgir de ahí.
3Cortar las alcachofas
Como su nombre indica, una tortilla de alcachofas lleva estas últimas, por lo que lo primero que hay que hacer es cortar y limpiarlas bien, dejando sólo los corazones. Éstos los separamos y los cortamos en finas láminas. Se trata de cortar el tallo de la flor (porque las alcachofas son flores) dejando aproximadamente unos dos o tres centímetros, y de quitar las hojas duras, hasta llegar al corazón tierno del producto. Lo suyo es pelar el resto del tallo que dejemos, dándole forma de punta. Las puntas de sus hojas, incluso las de las más tiernas, están tan duras como las del exterior, lo cual nos obliga a cortar «por lo sano» para no tener que sacrificar el corazón con una cocción excesiva que nos permitiera ingerir también las puntas.