José Ortega Cano no gana para disgustos. Después de un año especialmente complicado por el paso al frente de Rocío Carrasco. La hija de Rocío Jurado acabó con 20 años de silencio a través de una desgarradora docuserie que dejó al viudo de Rocío Jurado como uno de los grandes señalados. Al asegurar que su madre cometió un error al casarse con él e insinuar que las cosas entre el matrimonio no fueron ni mucho menos idílicas. Ahora el torero tenía que ver como su mujer, Ana María Aldón, desvelaba en televisión su crisis matrimonial.
Las duras declaraciones de Ana María Aldón sobre los Ortega
> Afectada, y más sincera que nunca, la andaluza reconocía en Viva la vida que su relación no atravesaba por un buen momento. Y afirmando que aunque no era Rocío Jurado sí era persona, reclamaba públicamente a Ortega Cano su lugar. «Llevo mucho tiempo esperando mi momento. Quiero entrar, salir, hacer planes» confesaba. Admitiendo su miedo a caer en una depresión.
Una llamada de atención que no se ha quedado ahí, ya que cuando pensábamos que las cosas en el matrimonio volvían a su cauce, Ana María ha concedido una explosiva exclusiva a la revista Lecturas revelando que se ha sentido «menospreciada» por José y «humillada» por la familia Ortega Cano. Contra los que carga brutalmente, asegurando incluso que pensó en quitarse la vida después de que se cuestionase la paternidad de su hijo José María.
Unas declaraciones que para muchos suponen la crónica de un divorcio anunciado. Convencidos de que el siguiente paso que dará la colaboradora de Viva la vida es separarse de Ortega Cano que, por el momento, guarda silencio.
La reacción de Ortega Cano ante las confesiones de su mujer
>El torero lo estaría pasando muy mal, ya que no tenía ni idea de que Ana María iba a dar una exclusiva cargando contra su familia y, según fuentes cercanas, si no rompe su matrimonio es únicamente por su hijo pequeño, lo más importante para él en estos momentos.
A pesar de que hace unos días fuera fichado por Isabel Díaz Ayuso, como vocal en Asuntos Taurinos. Estas informaciones ante las que Ortega Cano calla, le sumergen en gran tristeza y preocupación. Que reflejan en su rostro demacrado.