Es época de torrijas ya, por mucho que todavía no hayamos entrado en Semana Santa. Casi un mes antes de ello, como ocurre con el turrón o el roscón de Reyes en las fiestas navideñas, ya se hace el dulce más típico de la Pascua. El objetivo es hacerlas bien aromáticas, jugosas y hechas con calma, sin prisas, para conseguir un sabor excepcional y una textura supercremosa en el interior, hasta el punto de que parezca que estén rellenas de crema pastelera. Aquí vamos a intentar dar las claves para lograr que queden así de perfectas y que le cojas el gustillo a hacer un producto tan sabroso.
1El pan de torrijas
La primera clave para hacer unas buenas torrijas es elegir un pan especial para hacerlas. Si no se quiere comprar los que venden especiales para ellas se puede hacer uno mezclando harina fuerte y harina floja, añadiendo a la masa azúcar, sal, mantequilla, levadura, leche y agua. Se amasa un largo tiempo con amasadora, -utilizando el gancho- y esperando a que la masa se despegue, y se hornea tras barnizar la superficie con huevo. Con las cantidades que se indican a continuación darán para dos o tres barras de pan de torrijas, dependiendo del tamaño: 300 g de harina fuerte, 200 g de harina floja, 40 g de azúcar, 20 g de sal, 60 g de mantequilla, 25 g de levadura prensada, 200 g de leche y 200 g de agua. Cada barra de pan de torrijas tiene ocho marcas o greñas que indican los lugares del corte para sacarlas.