Las mollejas de cordero son un plato que está riquísimo, aunque no es de los que se dice que gustan a todo el mundo. Hoy en día hay pocos establecimientos que vendan productos derivados del cordero, aunque siempre se pueden encargar en la carnicería, donde habría que pedirlas de lechal, que tiene un sabor suave, y a ser posible limpias, listas para cocinar. Y es que si no es así, hay que tomarse el trabajo de quitar la película blanquecina que las recubre. Una de las formas más sabrosas es salteando las mollejas, quedan crujientes por fuera y cremosas por dentro. Son ideales, por ejemplo, para una tapa, junto a una cerveza fría, aunque con unas ricas patatas fritas ya se podría tener un menú de la semana.
2Por qué mollejas de cordero
Aunque las mollejas también podrían ser, por ejemplo, de pollo, para esta receta hemos optado por el cordero no sólo porque forma parte de nuestra cultura y tradición, siendo por ejemplo protagonista en las fechas más señaladas como Navidad, sino por las grandes propiedades que nos aporta. Así, es una buena fuente de proteína para nuestro cuerpo, contiene altos niveles de selenio, un mineral que ayuda a combatir ataques de asma, y altos niveles de hierro. También es una buena fuente de vitamina B12, que promueve la salud del sistema nervioso, aunque además también contiene niacina (vitamina B3), que ayuda a la protección contra el Alzheimer. Quizás por todo esto sea una carne que cada vez está más presente en nuestra vida cotidiana.