El objetivo principal de la DGT (la Dirección General de Tráfico) es reducir a la mínima expresión el número de accidentes que hay en las carreteras españolas, y de ahí que no dude en aplicar para ello cualquier avance de la tecnología. En este sentido, los radares, o cinemómetros, tienen como objetivo controlar la velocidad en puntos de la carretera especialmente conflictivos y donde el exceso de velocidad suelen causar accidentes de tráfico. Por este motivo, desde 2018 la DGT ha estado probando unos modelos de última generación, los denominados veloláser, que llevan desde entonces poniendo sanciones.
3Mejores que los antiguos
La DGT ve todo un avance en los veloláser ya que su tecnología permite avisar en tiempo real a la patrulla de agentes más cercanas al lugar de la infracción para emitir de manera inmediata la multa o incluso si es necesario inmovilizar el vehículo que haya cometido la infracción. Su precisión es incluso más fiable que los radares tradicionales, ya que tiene un margen de error del 5% cuando lo normal anteriormente era de un 7%. Las multas por exceso de velocidad oscilan entre los 100 y los 600 euros dependiendo de los kilómetros por hora en los que se excede el límite de velocidad máximo y puede conllevar la pérdida de entre 2 y 6 puntos del carnet de conducir.