Lo mejor de las alitas de pollo es que son piezas pequeñas, con poca carne, pero al mismo tiempo jugosas, tiernas y sabrosas. Por ese motivo lo mismo se pueden tomar como aperitivo que como entrante o acompañante. Al igual que el pollo, las alitas son muy versátiles en la cocina, ya que se pueden preparar de mil formas. Se pueden freír, empanar, rebozar o, para que sean más saludables, se pueden cocinar al horno. Esta es la manera en la que vamos a hacer las nuestras, ya que así tendrán menos aceite y serán menos calóricas, sin contar que de esta manera estarán aún más deliciosas.
3Primeros pasos
Una vez que tenemos las alitas limpias se ponen los trozos que vamos a comer en una fuente, las salpimentamos y las reservamos mientras preparamos los ajos con los que les daremos un extra de sabor. Se pelan los ajos (la cantidad depende del tamaño de las alitas de pollo que hayamos comprado y de lo que nos guste a nosotros el sabor del ajo) y los machacamos bien en un mortero con un poco de sal gruesa para que no salten del mortero al golpearlos. Se reparte la pasta de ajo sobre las alitas, se remueve para que todas queden bien impregnadas y se las deja reposar al menos unos 15 minutos.