Ya se sabe, la lentejas, «si quieres las comes y si no las dejas», pero no es recomendable hacer esto último porque son un alimento con una alta concentración de nutrientes. Los hidratos de carbono son los más abundantes y están formados fundamentalmente por almidón, mientras que sus proteínas vegetales, aunque en buena cantidad, son incompletas, puesto que son deficitarias en metionina (aminoácido esencial). Eso sí, si se combinan con cereales como la avena o el maíz, ricos en dicho aminoácido, se convierten en proteínas de alto valor biológico, equiparable a las que aportan los alimentos de origen animal. Si encima las haces con carrilleras seguro que tus comensales te piden que las hagas todas las semanas.
3Primeros pasos de la receta
Lo primero para preparar estas lentejas con carrilleras es dejar las primeras en remojo durante cuatro o cinco horas, para que se ablanden (no es necesario dejarlas toda la noche anterior como solían decir muchas madres). Aunque las lentejas son uno de los pocos tipos de legumbres que pueden hacerse sin hidratación previa, lo cierto es que quedan mucho mejor si se remojan, y mejor aún si es en agua fría. Especialmente sale ganando con ello su textura, ya que la piel no se estropea ni se agrieta. Para empezar, hay que limpiar bien las carrilleras y, ayudándonos de un cuchillo, quitarles los nervios y telillas que pudieran tener. Se cortan en varios pedazos, se salpimientan las mismas y se ponen en una cazuela con aceite de oliva. Cuando estén doradas, se retiran del fuego y se reservan.