Tamara Falcó está atravesando por el momento más dulce de su vida. A nivel profesional no le pude ir mejor y a nivel personal tampoco. Íñigo Onieva es la persona que le hace vibrar en todos los sentidos. Con un año y medio de relación la pareja se ha ido a vivir junta, y toca saber si hay boda qué van a hacer. Si hace unos días parecía que la opción de boda se quedaba en un segundo plano, la opción bebé está más abierta que nunca. Eso o la digna heredera del la Reina de corazones, sabe cómo jugar al papel cuché. Y es que la marquesa de Griñón ha dejado la duda en el aire.
3Tamara Falcó, flaquea en su fe
Si algo siempre ha caracterizado a Tamara Falcó -incluso antes de encontrar la paz interior- es su carácter alegre y ese toque como de inocencia. Pero cuando encontró el calor espiritual en la iglesia y en la biblia se vio de lo más reconfortada. La frivolidad y la banalidad de la gente que le rodeaba no le llenaba demasiado por mucho glamour en el que pareciera que vivía.
Intenta impregnar con su cariño y amor a sus entorno: «Lo trasformo con mi círculo íntimo. Intento hacer todo lo posible como para que ellos estén bien. Seguir las enseñanzas de la fe que para mí es importante». Pero reconoce que: «No siempre lo logro. Tener paciencia, poner la otra mejilla… pero hago un esfuerzo«. Ser fiel al 100 por 100 a las enseñanzas de su fe no es fácil.
A día de hoy, considera que ha conseguido la estabilidad y no por Íñigo Onieva precisamente. Ella sabe que su equilibrio viene de otro lado: «Posiblemente, desde que descubrí la fe».
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