Los champiñones al ajillo es una de esas recetas clásicas de las que se puede disfrutar tanto en guarnición para una carne como de aperitivo, antes de comer propiamente dicho. Lo bueno de la misma es que el producto principal además de ser altamente nutritivo es barato y tiene un sabor delicado que se puede adaptar perfectamente a infinidad de platos. Y por si con lo anterior no bastara hay que tener en cuenta que este plato puede ser una buena manera de incorporar vegetales a nuestra dieta, sin contar con que se prepara en un abrir y cerrar de ojos, por lo que aunque uno sea muy ducho en la cocina a buen seguro que logra una guarnición de esas con las que se agradece tener pan a mano, sobre todo porque la mezcla de aceite de oliva y jugo que sueltan los champiñones da lugar a una salsa de sabor espectacular.
3Cómo terminar la receta
Preparado por un lado el tema de los champiñones, hay que poner al fuego una cazuela de fondo grueso o mejor aún una cazuela de barro, con el aceite y los ajos laminados o bien picaditos. Lo ideal es dorarlos muy ligeramente y añadir a continuación los champiñones y la sal y, si eres de los que les gusta un ligero sabor picante, una guindilla cayena, sino pues se prescinde de ella y sin problema. Luego se pone a fuego mediano durante 10 minutos y cuando pase el tiempo se sube a fuerte y se deja que se cocinen durante cinco minutos más, removiendo para que los champiñones se cocinen por igual. Lo fundamental es servirlos muy calientes, espolvoreados con perejil.