Lejanas ya las fiestas navideñas, donde el cordero fue principal protagonista de muchas mesas en nuestro país, ahora toca otro tipo de plato con ese producto tan especial. Se trata de hacerlo estofado, un guiso que además de fácil de preparar tiene como actor principal esta exquisita carne pero combinada con verduras, con el toque de vino y las hierbas que le dará un aroma y sabor irresistible. Ningún comensal al que se le presente podrá decir que no, sobre todo en esos días de invierno en los que más se nota el frío.
1Las ventajas del cordero
El cordero no debe ser solo para ocasiones especiales, como las citadas fiestas navideñas o un banquete por un día señalado. Su alto contenido nutricional y su fácil digestión lo convierten en un alimento versátil que debe ser incluido en cualquier menú semanal. La carne de cordero contiene proteínas de alto valor biológico, de 16 a 29 gramos por cada 100 gramos, dependiendo del corte analizado, y con ácido fólico que previene los defectos del tubo neural en los recién nacidos, por lo que está indicado en el embarazo. También contiene vitamina B2, B6 y B12, además de isoleucina, que incrementa los glóbulos rojos y contribuye a prevenir la anemia, y sus aminoácidos esenciales están indicadas para deportistas, porque favorecer la síntesis de proteínas musculares. Aporta también zinc, mineral que interviene frente a las infecciones del sistema respiratorio, y contiene triptófano, un aminoácido que, una vez ingerido, el cuerpo convierte en serotonina, la llamada hormona de la felicidad, la que permite que el cerebro se relaje y podamos dormir. Y por si fuera cuenta con valina, leucina e isoleucina, unos aminoácidos recomendados para personas con problemas de osteoporosis.