Demi Moore es la famosa actriz que daba vida a Molly en Ghost. Ella era la protagonista junto a Patrick Swayze. A sus 58 años es madre de tres hijas, fruto de su matrimonio con Bruce Willis: Rumer (33 años) , Scout (30 años) y Tallulah (27 años). Con una belleza natural por excelencia, la hollywoodiense siempre ha mantenido una cruzada contra reloj vs el envejecimiento.
Ella es una actriz más conocida del planeta y si antes tenía una prolífica carrera cinematográfica, ahora está más en un segundo plano cinematográficamente hablando. Pero cada paso que da, es de lo más seguidos… Sus relaciones con chicos más jóvenes como Aston Kutcher, que llegó a ser su marido, con un relación que la dejó por los suelos, por lo liberal que era, y sus operaciones son más que sonadas. Eso, sin olvidar, la mala relación que vivió con sus hijas, especialmente con una de ella.
4Demi Moore se desintoxica la sangre con sanguijuelas
La actriz confiesa que es una apasionada de los productos de belleza. Le encanta experimentar con algunas de las principales marcas que existen actualmente en el mercado. Hasta encontrar aquellas que mejor resultado le ofrecen de acuerdo a sus características.
Es conocida por ser uno de los rostros de Hollywood que mantiene un aspecto especialmente cuidado y trabajado.
Su piel luce siempre radiante y con la cantidad perfecta de hidratación. Irradiando una gran belleza. Siendo una de las personalidades más envidiadas de la industria. Ha probado de todo. Y entre todos los tratamientos destaca su afición por probar los más innovadores.
Uno de ellos fue la terapia de sanguijuelas para desintoxicar la sangre. La actriz deja que unas cuantas sanguijuelas estén por su cuerpo y le chupen literalmente, la sangre. La entonces mujer de Aston Kutcher, no dudó en viajar hasta Austria para someterse a ese programa: «En el primer mordisco me dieron ganas de gritar. Pero que una vez que me relajé, las sanguijuelas empezaron a beber de mi sangre y me sentí libre de toxinas».
Para que no resultara tan desagradable, a la ex de Bruce Willis le pusieron primero una en el ombligo.
«Ves que van quedando gordas, con mucha sangre», explicó ante la audiencia de David Letterman en 2008. Tras ver a la audiencia muerta del asco, les tranquilizó asegurando que no se trata de cualquier tipo de sanguijuela, sino de animales «médicamente muy entrenados». Después del experimento, aseguró haberse sentido timada. ¿Sería al ver la cara de repugnancia de la audiencia?
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