Pasar la experiencia de ‘Supervivientes’ no es fácil, y Lola es el vivo ejemplo de ello. La que fuera cuarta finalista del reality de Telecinco es una muestra significativa de las secuelas que deja en una persona un espacio como éste, sobre todo si encima eres una de las que más tiempo ha pasado en la isla. Al abandonar ésta, primero no supo cómo cambiar las manías y hábitos que había adquirido en la misma, y después, cuatro meses después, está comprobando cómo su salud no es la que tenía cuando llegó a Honduras. A veces el dinero no lo es todo.
3Comer sin servilleta
Tanto Lola como el resto de concursantes de ‘Supervivientes‘, lo que más notan al regresar de Honduras es que los primeros días quieren comer todo lo que no pudieron durante el programa. Eso sí, cada uno lo hace a su manera, que en el caso de Lola, según contó ella misma, fue un poco distinta porque «no me acostumbro a la servilleta para limpiarme mientras como, uso la mano». Además, confesó que «me agobia ver a la gente comer deprisa y hablar mientras comen (lo último ya me pasaba antes, pero ahora mucho más)».