El nombre de Rocío Jurado ha sonado estos meses con más fuerza que nunca. Lo único que sabemos es que si ella estuviese viva nunca hubiese permitido que se hubiese hablado en los términos que se han hecho sobre su matrimonio, su hija y sus nietos. El 6 de junio del 2006 nos dejaba para siempre y eso hizo que todo cambiase, hasta la unión familiar hasta entonces imperturbable.