Pablo Urdangarin ha demostrado una vez más que ser un rostro público no es lo suyo. El hijo de la Infanta Cristina e Iñaki Urdagarin triunfa como ‘tiktoker’, pero prefiere continuar siendo un rostro sin interés para los medios de comunicación y no quiere saber nada de la prensa con la que se ha mostrado ciertamente molesto, incómodo y un tanto crispado.
El pasado sábado Pablo Urdangarín se disponía a realizar un examen y al ser preguntado por su padre pidió en reiteradas ocasiones no ser grabado. «¡Para de grabar!» pedía, con mucha educación aunque con cierto tono borde, el sobrino de Felipe VI sin detenerse en su camino.
Patente queda queda que Pablo opta por mantener un perfil discreto que le permita continuar con su vida en Barcelona ajeno al foco mediático y alejado del interés público que despiertan todas la informaciones referentes a su familia. Hecho que contrasta con el éxito que cosecha en Tik Tok, red social en la que sus vídeos se han hecho virales y en las que el joven se muestra mucho más desinhibido.