La primera comunión de Francisco Rivera Bueno ha levantado ampollas en su familia paterna. Si ya tuviera poco Kiko Rivera con el enfrentamiento que vive con su madre desde el año pasado, ahora se le suma que se ha visto solo con la compañía de su mujer, Irene Rosales y sus hijas, Ana y Carlota, en un día tan especial para su primogénito, en el que no contó con la presencia de nadie de su familia.
Kiko ha mostrado mucha resignación en este asunto y ha hecho público que, por la felicidad de su hijo mayor, se ha visto obligado a aceptar cosas con las que no está de acuerdo. Por eso, Francisco Rivera Bueno tendrá una segunda comunión. Uno de los regalos de esta primera, que se celebró en Bilbao el fin de semana pasado, era tener una comunión sevillana con la familia paterna. Y los primeros invitados no han dudado en confirmar su asistencia a un acto de tal envergadura.
Nos referimos a Francisco Rivera Ordóñez y su hija Tana, a los que hemos visto compartiendo confidencias en una conocida terraza madrileña, en la que una vez más hicieron gala de la buena sintonía que mantienen. Y es que padre e hija están muy unidos y aprovechan cada viaje a la capital del diestro para disfrutar de un ratito juntos.
Al dar por finalizado el encuentro, Francisco y Tana no dudaron en confirmar su asistencia a la segunda comunión de su sobrino y primo, respectivamente, y apoyar a su hermano y tío, respectivamente, para convertir este difícil momento en uno feliz, como le corresponde el pequeño, tal y como aseguró Kiko: «mi hijo se merece ser feliz y no vivir cosas feas».
«Allí estaremos» dijo con mucha seguridad y sin ninguna duda Francisco Rivera, muy comprensivo por su ausencia en la primera comunión del pequeño porque si Kiko «no ha podido invitarnos no ha podido».
Tana, por su parte, añadió: «Todo lo que sea una celebración, ahí estaremos. La familia hay que cuidarla siempre». Y tras sendas declaraciones de intenciones y confirmaciones, padre e hija saludaron cariñosamente a Susana Urribarri con la que se cruzaron en la calle y pusieron rumbo a sus respectivos hogares por separado.