Con contundencia, así ha actuado Kiko Rivera ante una de las últimas decisiones tomadas por su madre, Isabel Pantoja, para ponerle a prueba. La finca Cantora ha amanecido el fin de semana en que el dj debía viajar hasta Bilbao para celebrar la comunión de su hijo mayor, Fran, con un cartel que no le ha hecho ninguna gracia. En él podía leerse «se alquila» y esta ha sido su reacción.