El 1 de junio de 2006 la voz de Rocío Jurado se apagaba para siempre. Tras dos años luchando con uñas y dientes contra un cáncer de páncreas, ‘La más grande’ perdía la batalla y fallecía en su casa de La Moraleja, dejando destrozada no solo a su familia sino a todo un país que ese día lloró una muerte tan temprana como injusta.
Artista inconmensurable, numerosas palabras han definido a la chipionera, una de las cantantes más versátiles que ha dado nuestro país y, como la nombraron en Nueva York, ‘la mejor voz del siglo XX’. Fuerza, garra, talento, tesón, emoción… Pero, si una faceta destacaba por encima de todo en la chipionera más universal, era la de familiar. Madre, esposa, hermana, cuñada, amiga… Los que la conocieron la definen como una mamá gallina que disfrutaba acogiendo bajo sus alas a todos sus seres queridos, sus polluelos, que siempre fueron su principal pasión y preocupación.
Enamoradísima de su marido, José Ortega Cano, y muy unida a sus hermanos Gloria y Amador Mohedano – a los que sacaba 9 y 10 años respectivamente y a quienes siempre cuidó como una especie de ‘hijos’ – si por alguien tenía locura Rocío era por sus tres hijos, Rocío, Gloria Camila y José Fernando; especialmente por su única hija biológica, Rocío Carrasco, fruto de su matrimonio con Pedro Carrasco, con quien siempre mantuvo una relación buenísima a pesar de que su relación no hubiese funcionado.
Pasión era lo que tenía ‘La más grande’ con su hija Rocío, que fue quien le dio sus mayores alegrías pero también los mayores disgustos. Y es que, a pesar de que siempre la apoyó públicamente, la artista sufrió lo indecible cuando su niña se casó con su primer novio, embarazada y a los 18 años. Un Antonio David Flores que nunca gustó nada a la chipionera, pero que le daría a sus dos nietos, Rocío y David, a quienes quería por encima de todas las cosas. Poco duró este amor, protagonizando una tumultuosa separación de la que hoy, 15 años después, poco queda ya por contar.
Y es que, después de 2 décadas de silencio, Rocío Carrasco decidía por fin dar un paso al frente y narrar su vida en primera persona con Rocío, contar la verdad para seguir viva, una docuserie en la que a lo largo de 12 episodios la hija de ‘La más grande’ ha desvelado el infierno de maltratos físicos y psicológicos que vivió durante su relación con Antonio David y el calvario que el malagueño le ha hecho vivir desde su separación con el objetivo de acabar con ella públicamente. Años en los que la joven ha perdido a sus hijos – presuntamente manipulados e influenciados por su padre -, ha roto toda relación con su familia materna, ha caído en una depresión cronificada de la que todavía lucha por salir e incluso ha intentado quitarse la vida, incapaz de soportar tanto dolor.
Un drama de dimensiones enormes que ha sacudido al país y que ha generado un movimiento de solidaridad social a favor de Rocío que por fin sin miedo, no ha dudado en cargar en su docuserie no solo contra su exmarido y su hija Rocío Flores – a la que ha llamado ‘la semilla del mal’ – sino también en contra de José Ortega Cano – confesando que no le hizo bien a su madre y que la artista se equivocó al casarse con él y de sus tíos Amador, al que ha acusado de ‘venderla’ a la prensa, y de José Antonio Rodríguez, marido de su tía Gloria, a quien culpa de haberle dado la espalda conociendo el presunto maltrato de Antonio David.
Una serie documental que ha alejado todavía más a Rociíto del resto de su familia que, emocionados escenificaban su unión públicamente en el homenaje realizado a Rocío Jurado en Chipiona el pasado sábado con motivo del 15º aniversario de su muerte. Un acto al que no faltaron ni su viudo, ni su hija Gloria Camila, ni sus hermanos Amador y Gloria ni, por supuesto, sus nietos Rocío y David Flores, que no pudieron contener las lágrimas durante la ofrenda a su abuela en el cementerio. Una vez más, Rocío Carrasco se convirtió en la gran ausente pero, a diferencia de otras ocasiones, esta vez ni se la esperaba.
Volviendo a Rocío Jurado, muchos han asegurado – entre ellos buena parte de su familia – que si levantara la cabeza y viese lo que ha pasado entre su hija y el resto del clan, volvería a morirse. Otros aseguran que si la artista siguese viva todo esto no hubiese sucedido. Y probablemente tengan razón. Pero este 1 de junio, cuando se cumplen 15 años sin la chipionera, nos quedamos con su chorro de voz y un inmenso talento que la han convertido en un mito que hoy no merece ser recordada por el enfrentamiento entre Rocío Carrasco y el resto de la familia, sino por inolvidables canciones como Algo se me fue contigo, Punto de partida, Como una ola, Como yo te amo o Señora que la convirtieron, para siempre, en ‘La más grande’.