Agatha Ruiz de la Prada este fin de semana se sienta en el plató de Sábado Deluxe tras su nuevo fracaso sentimental con Luis Gasset tras un año de relación. Desde que se separara de su marido Pedro J. Ramírez, parece que no ha encontrado la estabilidad como lo ha hecho este con Cruz Sánchez.
Hace unas semanas era cuando Ágatha y Luis tomaron la decisión de romper su noviazgo en términos de absoluta cordialidad, pero todavía no han trascendido los motivos de esta inesperada ruptura. Es ahora el momento y para superar este trance tiene a sus hijos Cosima y Tristán muy pendiente de ella, aunque la creativa está en Londres viviendo. Como si se tratara de una bruja ella ya sabía que algo pasaba… ¿Por qué han roto? ¿Cómo se lleva con sus hijos? ¿Por qué no consigue superar sus rupturas con Pedro J. y con Luis Miguel Rodríguez? Agatha es única y sus ideas y respuestas también. Sus hijos no pueden estar más pendiente de ella mientras intentan salvar una empresa de la quiebra, víctima de la pandemia, mientras su madre cura sus heridas de amor.
4Tristán Ramírez de la Prada, el hijo más desconocido de Agatha intenta no llegar a la quiebra
> Tristán, de educación exquisita es el más desconocido de los cuatro: “antes viajábamos una burrada porque teníamos desfiles por todo el mundo, un ritmo frenético. Y cuando nos obligaron a estar parados esos meses tuve sensación de pánico. Sin embargo, hoy en día, siento de nuevo que quiero hacer muchas cosas, cosas nuevas, y que tengo mucha energía contenida, como una tormenta en una taza de té”.
El CEO de la firma familiar se ha volcado en que la firma del corazón no quiebre. Ha estado muy pendiente durante toda la pandemia de la promoción de la marca en redes sociales; en la potenciación de la venta a través de internet y en el relanzamiento de los desfiles de su madre: “Hemos estado trabajando en el taller todo el año, por lo que para cada nuevo desfile tenemos trajes para hacer dos o tres, cuando normalmente llegamos justo”, explica. “Aunque sí que es cierto -reconoce el empresario- que al haber menos público, ya no hay esa sensación de fiesta que había antes en cada desfile”.
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