La serie documental de la heredera universal de la más grande sigue trayendo consecuencias. La presión mediática a la que algunos de sus protagonistas están expuestos desde la emisión de Rocío Carrasco, contar la verdad para seguir viva ha llegado a límites muy peligrosos y Rocío Flores se ha cansado de tanto sufrimiento. La joven se ha plantado en comisaría y ha interpuesto una denuncia. Un nuevo gesto a favor de su padre y, en última instancia, en contra de su madre. ¡Se va a liar! ¿Quieres saber qué ha pasado y enterarte de todo? Sigue leyendo, te contamos muchos más detalles a continuación.
2Rocío Flores, en comisaría para poner una demanda
> Las pruebas que Rocío Carrasco ha aportado en Contar la verdad para seguir viva son claras. Antonio David Flores utilizó la mentira de forma constante con el único fin de destruirla mediáticamente, pero el juez no encontró indicios suficientes para condenarlo por un delito de violencia de género y, como se ha comentado anteriormente, el caso fue sobreseído. A día de hoy no se puede decir que el padre de Rocío Flores sea un maltratador, pero aun así son muchos los que pasan por encima de la presunción de inocencia y señalan sin pudor al ex guardia civil. En la mañana del 7 de mayo, la cosa ha ido demasiado lejos cuando una persona ha empapelado la calle por la que todas las mañanas pasa Lola, la hija pequeña del malagueño, con fotografías de su cara acompañadas del rótulo “maltratador”.
Esto ha sido la gota que ha colmado el vaso para Rocío Flores, muy dolida por el linchamiento público al que su padre está siendo sometido desde la emisión de la serie documental de Rocío Carrasco, contar la verdad para seguir viva. Así las cosas, la joven se ha presentado en una comisaría de Málaga para poner una denuncia y abrir una investigación para encontrar al culpable. Se trata de un nuevo gesto que la acerca a su padre y la aleja más todavía de su madre, que se pregunta por qué nunca fue tan vehemente a la hora de defenderla a ella públicamente.
Siguiente: La denuncia que hunde a Rocío Carrasco
.
