Muy feliz disfrutando de cada momento de su matrimonio con Fernando Verdasco y volcada en sus hijos Miguel y Mateo al margen de los focos que siempre rodean a la familia Preysler, Ana Boyer está atravesando por uno de los momentos más dulces de su vida.
La socialité, que recientemente cumplió 32 años, tiene establecida su residencia con el tenista y sus pequeños en Qatar pero, con motivo del Mutua Madrid Open – torneo en el que Fernando Verdasco reaparecerá en las pistas españolas en los próximos días – la pareja se encuentra en España e, instalados en la casa que Isabel Preysler posee en la capital, están disfrutando como nunca de la familia.
Derrochando amor y complicidad en la noche madrileña, hemos visto a Ana y a su marido disfrutando de una tranquila cena con amigos en un conocido restaurante y, pese a su discreción habitual, la abogada nos ha contado que sus hijos están «muy bien», mientras que Fernando ha confirmado que «hace tiempo» que conocen al flamante novio de su hermana Tamara Falcó, Íñigo Onieva.
Con un look cómodo a la par que ideal para la ocasión, la hija de Isabel Preysler presumió de tipazo tan sólo 4 meses después del nacimiento de su hijo Mateo con un pantalón vaquero pitillo, blazer azul y botines en color marrón a juego con un elegante bolso de Loewe. De lo más sonriente, Ana confiesa que «claro que sí» le da el aprobado como cuñado a Íñigo, que ya está totalmente integrado en la familia Preysler cuando está a punto de celebrar su primer año de amor con Tamara.
Muy contentos con la relación de la nueva Marquesa de Griñón, ni Ana ni Fernando – más hablador que de costumbre – se pronuncian sobre una posible boda entre Tamara e Íñigo: «Eso ellos, pregúntales a ellos», ha respondido el tenista.